Bolsonaro logró en el medio de la pandemia neutralizar los embates políticos en el Congreso logrando una alianza con los partidos politicos de centroderecha
El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, el derechista Rodrigo Maia, afirmó este lunes que permitir el juicio político contra el presidente Jair Bolsonaro por algunos de los supuestos delitos de responsabilidad cometidos durante la pandemia sería sacar el foco de la lucha contra la Covid-19 y la futura vacunación de la población.
«Parte de la sociedad está con rabia y decepción del Gobierno por la pésima conducción de la pandemia y ahora por el tema vacunas, pero el proceso de impeachment es político y necesita ser tratado con cuidado para no sacarle el foco a la pandemia», afirmó Maia, del partido Demócratas.
Alineado con la agenda económica del Gobierno pero no con la política, Maia se convirtió en uno de los principales cuestionadores de Bolsonaro pero siempre se negó a presentar los pedidos de juicio político contra el mandatario, que ya suman 50.
«No me estoy omitiendo, no hay condiciones para evaluar este tema», afirmó.
La oposición amenazó con otro pedido a raíz de la revelación, la semana pasada por la revista Epoca, de que la agencia de inteligencia ABIN confeccionó informes oficiales para ayudar a la defensa del senador Flávio Bolsonaro, hijo del presidente, frente a las acusaciones de corrupción y lavado de dinero en su contra.
Al mismo tiempo, Bolsonaro logró en el medio de la pandemia neutralizar los embates políticos en el Congreso logrando una alianza con los partidos politicos de centroderecha llamados «Centrao», que dominan parte de las casas legislativas y son claves para la gobernabilidad.
Es en ese marco que Bolsonaro, sin partido, fue tentado para regresar al conservador Partido Progresista (PP), la fuerza a la que perteneció como diputado y que ahora ha ganado poder de fuego parlamentario.
El PP es el partido más involucrado en la Operación Lava Jato porque sus cuadros eran abastecidos de dinero desviado de uno de los directores corruptos confesos de la petrolera Petrobras, Paulo Roberto Costa, un funcionario de carrera de la compañía.
Para el impachment, se necesitan dos tercios de los votos y en el escenario actual Bolsonaro lograría sortear una votación, de acuerdo a los analistas parlamentarios.
Precisamente los partidos del «Centrao» -que supuestamente han moderado a Bolsonaro en los últimos meses- son los más beneficiados por cargos y enmiendas parlamentarias que ejecuta del presupuesto el Gobierno.
El oficialismo del «Centrao» puede quedarse en febrero con la Cámara de Diputados, segundo cargo de sucesión presidencial, ya que por ahora el favorito a presidir esa casa es Arthur Lira, del PP.
Bolsonaro perteneció a nueve partidos desde fines de los años ochenta y logró elegirse por el minúsculo Partido Social Liberal en 2018, con el cual rompió.
Para participar de la reelección, debe afiliarse a un partido y varias fuerzas del «Centrao» -vencedoras de las elecciones municipales- lo están seduciendo.
Bolsonaro fracasó este año en conseguir firmas para fundar su fuerza, Alianza Por Brasil, con lo cual hizo un giro de movimientos hacia la llamada «vieja política» contra la cual hizo uno de sus motivos de campaña en 18.
Sus hijos Carlos y Flavio, concejal y senador respectivamente, están afiliados a Republicanos, el partido de la Iglesia Universal, del magnate pentecostal Edir Macedo y del derrotado intendente saliente de Río de Janeiro, Marcelo Crivella.