En el marco del Día Mundial de la Disfagia, que se conmemora mañana, referentes en el tema aprovecharon para concientizar sobre el diagnóstico precoz
Las dificultades para tragar afectan sobre todo a personas de edad avanzada o con condiciones o enfermedades que dificultan su autonomía para alimentarse y esta situación puede tener consecuencias severas, que van desde la malnutrición y neumonía por aspiración de pequeños alimentos que pasan al tracto aéreo, hasta riesgo aumentado de muerte.
En el marco del Día Mundial de la Disfagia, que se conmemora mañana, referentes en el tema aprovecharon para concientizar sobre el diagnóstico precoz, la importancia de evaluar, su tratamiento, el seguimiento nutricional y listaron una serie de recomendaciones para un proceso de alimentación sin riesgos.
La disfagia es la dificultad para tragar alimentos o bebidas y la misma es frecuente en quienes sufrieron un ACV, pero también puede ser consecuencia de enfermedades o condiciones como demencias, Parkinson o Alzheimer, esclerosis múltiple, una cirugía de cáncer de cabeza y/o cuello o una intubación prolongada.
Otro factor de disfagia es la edad: entre el 40% y el 50% de adultos mayores la padecerá por ausencia de dientes, mala adaptación de la dentadura postiza, baja producción de saliva, lesiones en lengua o encías o pérdida de masa muscular.
La doctora en Fonoaudiología y presidenta de la Asociación Argentina de Disfagia (AAD), Valeria Ton, señaló en diálogo con la prensa: «Existen determinadas señales de alarma a las que tenemos que prestar atención para sospechar un posible cuadro de este tipo».
En ese sentido, detalló que se trata de: «atragantamiento o tos durante o después de las comidas, ronquera o afonía, babeo, presencia de residuos en la cavidad bucal, pérdida de peso y fiebre e infecciones recurrentes».
«Una vez que se sabe que el paciente tiene un trastorno deglutorio, habitualmente se ve cuál es la envergadura, porque hay personas que pueden tener un trastorno deglutorio frente a los líquidos, pero deglutir adecuadamente alimentos con otra consistencia, como sólidos o semisólidos», expresó.
Ton, quien también es Jefa del Servicio de Fonoaudiología Clínica de la Clínica de Internación Aguda en Rehabilitación y Cirugía (CIAREC) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, añadió: «En estos casos, se modifica la consistencia de los líquidos para evitar que se aspiren alimentos hacia el aparato respiratorio».
La identificación de problemas deglutorios a tiempo es muy importante, ya que un buen manejo nutricional en estos casos se asocia con la disminución de complicaciones clínicas, discapacidad, mortalidad, costos de internación y rehabilitación.
Por su lado, María Laura Ferreira, nutricionista del Hospital General de Agudos «Dr. Cosme Argerich», dijo que para la atención nutricional de pacientes institucionalizados y/o con deterioro cognitivo, «se recomienda registrar por escrito la ingesta de alimentos y de líquidos durante una semana y cotejar lo ingerido con los requerimientos nutricionales indicados para su estado general de salud».
«En cuanto a los pacientes ambulatorios, se recomienda la educación de familiares y personas que asisten al paciente para la identificación de cambios de su estado de alerta o en su conducta y actitud alimentaria», explicó Ferreira.
En Argentina existen productos conocidos como «espesantes instantáneos» que pueden ser adicionados a alimentos triturados o bebidas, fríos o calientes, para modificar su consistencia, mejorar su sabor y aspecto, haciendo más seguro el acto de deglutir y contribuyendo a evitar la deshidratación en los pacientes con disfagia.
Las recomendaciones básicas para el proceso de alimentación son:
– Comer en un ambiente relajado, tranquilo, sin apuro ni distracciones.
– Mantener al paciente sentado con la espalda en contacto con el respaldo de la silla y los pies apoyados en el suelo con el tronco.
– Si la persona está en cama, elevarle la cabecera a 60 grados, con la cabeza ligeramente flexionada durante la deglución, evitando la hiperextensión del cuello.
– Asegurar la fijación de la prótesis dental antes de la ingesta.
– Adecuar la textura de los alimentos y la consistencia de los líquidos, según la evaluación de su capacidad deglutoria.
– El menú debe ser variado. Los alimentos deben tener la temperatura adecuada, ser sabrosos y de aspecto atractivo para promover la ingesta.
– Evitar alimentos secos, pegajosos o pequeños (arroz, arvejas, lentejas, etc.).
– No utilizar pajitas ni jeringas. Utilizar tenedor o cuchara, siguiendo las recomendaciones particulares respecto de tamaño del cubierto, carga de alimento, tamaño de cada trozo y adaptaciones para facilitar la autoalimentación.
– Esperar a que la boca esté limpia y sin residuos antes de la siguiente cucharada.
– Realizar la higiene oral y dental después de cada comida.
– Permanecer sentado o de pie tras la ingesta, al menos 30 minutos.
En cuanto a los alimentos riesgosos se encuentran: Purés con grumos, pieles, huesos pequeños, espinas, caramelos, chicles y golosinas; arroz, legumbres, frutas secas, frutas desecadas, sopa de pasta, leche con cereales, naranjas, tostadas, quesos secos y hojaldre.