La decisión llegó luego de la baja en los contagios diarios de las últimas semanas
Tras la baja en los contagios diarios de coronavirus de las últimas semanas, el gobierno italiano flexibilizará las medidas contra el coronavirus en la norteña región de Lombardía, su motor económico y también la zona más golpeada por la pandemia, que concentra el 38% de los fallecimientos totales del país.
«Desde el domingo, Lombardía vuelve a ser zona amarilla», anunció el gobernador Atilio Fontana, en Facebook, en referencia a la nueva clasificación que tendrá la región luego de la baja en los casos de las últimas semanas.
Lombardía, que aporta el 22% del Producto Bruto Interno (PBI) del país, se convirtió en el epicentro de la pandemia desde los primeros casos de coronavirus registrados en el país a inicios de año y había sido caracterizada como «zona roja», o de máximo riesgo epidemiológico, a inicios de noviembre.
Una vez que, según anunció Fontana, el gobierno firme la nueva ordenanza, Lombardía podrá volver a la apertura de bares y restaurantes durante los fines de semana, y solo quedará vigente el toque de queda establecido a nivel nacional entre las 22 y las 5.
Hasta el momento, 23.277 de las 61.739 víctimas causadas por el coronavirus en toda Italia se concentran en Lombardía, en la que ciudades como Bérgamo o su capital, Milán, se habían convertido en símbolos mundiales de los efectos de la pandemia durante la primera ola de la enfermedad, entre marzo y mayo.
Ayer, en esa línea, un estudio de la Universidad de Milán mostró que ya a mitad de noviembre de 2019, dos meses antes de lo que se creía, el coronavirus ya circulaba entre personas del norte de Italia.
Más allá de la ordenanza anunciada por Fontana, el Gobierno que a nivel nacional encabeza Giuseppe Conte ya dispuso una serie de limitaciones para los movimientos entre las distintas regiones que estará vigente desde el 21 de diciembre al 6 de enero, para evitar una mayor difusión de casos durante las Fiestas de Navidad y Año Nuevo.
La flexibilización de las medidas en Lombardía suponen, según analistas, un alivio para la economía italiana, que de acuerdo a las proyecciones del propio Gobierno podría caer en torno al 9.9% este año a causa de la pandemia.