Por Santiago Ceron
-¿Eu, vamos al parque?
-¡Pero son las 10 de la noche!
-¿Y? Dale, llevamos unas latas.
Esta conversación podrá parecer extraña para algunos, pero es cada vez más frecuente entre jóvenes y adolescentes rosarinos quienes, para pasar un buen rato, eligen acercarse a las zonas verdes de la ciudad, pero por la noche. Escapando del penetrante sol de enero, el rosarino frecuenta los parques y plazas a la luz de la luna acompañados de mates, tererés o ¿por qué no? de alguna cerveza. Incluso hay algunos que van más allá y llevan un telescopio, si el cielo está despejado.
La imagen de los parques ubicados sobre el río, atestados de gente por las noches, ya es una constante en los veranos de la ciudad. El rosarino aprovecha el aire fresco de la noche, la oportunidad de observar el cielo nocturno mientras comparte con amigos y la chance de poder romper con la rutina tras un día de calor sofocante.
Sumado a la disminución de la temperatura por la noche y el hecho de que muchas de las personas están de vacaciones, otro factor que favorece esta actividad nocturna es la mejora en la iluminación, principalmente en el Parque de las Colectividades, el cual recibe a la mayor cantidad de personas por las noches.
Navidad y Año Nuevo
Las noches de las fiestas no son la excepción, es más, son las jornadas donde más gente acude a los parques de noche. El último 31 de diciembre se vio el Parque de las Colectividades totalmente atestado de adolescentes y jóvenes que, tras brindar con sus respectivas familias, fueron a festejar el año nuevo con sus amigos de la mano de guitarras, parlantes y bebidas, condimentos para arrancar bien el año. Los controles policiales tampoco faltaron.
Año a año esta costumbre se vuelve cada vez más masiva, indicador de que el rosarino aprecia y disfruta la gran cantidad de espacios verdes que hay en la ciudad.