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Opinión: «La era del deshielo»


Por Damián Umansky - Periodista especializado en internacionales

Por Damián Umansky – Periodista especializado en internacionales

A principios de esta semana el gobierno argentino, encabezado por su presidente Alberto Fernández, dio algunas señales respecto al camino que pretende seguir de aquí en más en materia de política exterior.

El titular de la Casa Rosada en un mismo día se comunicó telefónicamente con el mandatario electo de los Estados Unidos, Joe Biden, y con su par brasileño, Jair Bolsonaro. Dos encuentros interesantes y con cierto vínculo entre sí.

La reunión con Biden estaba pautada para que durara 10 minutos, sin embargo se extendió a 35. Hasta ahora la relación diplomática de la Argentina con Washington se había limitado a comunicaciones protocolares. En esta oportunidad, Alberto pudo plantear lo clave que es para el país llegar a buen puerto en las negociaciones que mantiene con el Fondo Monetario Internacional, y lo estratégico que significaría para los intereses nacionales contar con el apoyo del gobierno norteamericano.

Asimismo, trascendió que se abordaron asuntos pendientes en materia comercial, uno de ellos el freno a la entrada de biodiesel argentino a EE.UU. debido a la suba de aranceles impuestos por la administración Trump, y que afectó exportaciones por alrededor de 1300 millones de dólares, según estiman desde cancillería.

Otro punto a destacar en el interés nacional de converger en una agenda común con la administración Biden, quedó plasmada cuando Fernández se mostró a favor de cooperar activamente en la protección del Medio Ambiente. Este será uno de los ejes centrales a partir de los cuales el futuro titular de la Casa Blanca buscará diferenciarse de su antecesor, quien sin ir más lejos, hace algunas semanas decidió no apoyar el Acuerdo de París.

La argentinidad del Papa y la buena relación que el Sumo Pontífice mantiene tanto con Biden como con Alberto, también estuvieron presentes en la conversación. El demócrata guarda un buen recuerdo de Francisco por el apoyo que le brindó cuando su hijo Beau falleció años atrás. Otro dato no menor, será el primer presidente estadounidense católico después de Kennedy.

Brasil, tan cerca y tan lejos

Argentina parece haber asumido luego del 3 de noviembre que se le abre una nueva oportunidad en materia de política exterior. El cambio de color político en Estados Unidos parece despejarle otro horizonte al país, que entiende que esta coyuntura lo posiciona desde otro lugar en la región.

Esto explica tal vez la táctica de deshielo de la cancillería argentina para con Brasil. El gigante sudamericano es y debe ser nuestro socio fundamental. Sin embargo, durante el primer año de Alberto Fernández como presidente, el vínculo con su colega Bolsonaro fue traumático. Razones políticas y personales enfrentaron durante este período a ambos mandatarios.

Por eso es tan importante este primer paso de acercamiento entre los dos líderes sudamericanos. La agenda internacional de la República Argentina no puede prescindir de Brasil, e Itamaraty sabe también que deberá adaptarse a la nueva configuración internacional si no quiere quedar aislado. Por eso en la charla, de la boca del propio Bolsonaro surgió la necesidad de reconstruir el Mercosur.

El gran desafío ahora es, más allá de las diferencias que no desaparecieron ni van a desaparecer por un encuentro telefónico, identificar intereses comunes a nivel regional y avanzar en este sentido. Solo si el pragmatismo se impone ante los posicionamientos ideológicos de ambos socios naturales, esta parte del mundo podrá sacar buenos réditos en su relación con el mundo.

Damián Umansky