CLG Radio dialogó con Diego Frau, investigador del Conicet, quien explicó por qué aparecieron estas bacterias y las posibles consecuencias que puede generar en la salud humana
En los últimos días los rosarinos comenzaron a apreciar, principalmente en el norte de la ciudad, que en algunas áreas las aguas del río Paraná tomaban un color verdoso, distinto al típico tono marrón. Dicho fenómeno tuvo por epicentro a la ciudad de Buenos Aires, para luego aparecer en la ciudad de Santa Fe y, este sábado, se hizo evidente en Rosario. Esto se debe a la presencia de cianobacterias en el agua, las cuales pueden producir toxinas perjudiciales para la salud. CLG Radio dialogó con Diego Frau, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet en el Instituto Nacional de Limnología, quien explicó en detalle qué implica la presencia de estas bacterias.
«Las cianobacterias son un grupo de bacterias que están en el agua normalmente, prácticamente en todos los sistemas acuáticos continentales, pero que por determinadas características ambientales, principalmente aumento de la temperatura, elevada concentración de nutrientes y estancamiento del agua, pueden empezar a proliferar de forma desmesurada y producen esto que se conoce como floraciones o bloom, que es lo que uno puede ver en el agua en estos días en sistemas vinculados al río Paraná», comenzó explicando, en referencia a los manchones de color verde que aparecen.
Como explicó Frau, la presencia de cianobacterias se debe a diversos factores. Uno de ellos está relacionado a la bajante del río, porque su reproducción es mayor en aguas de poca circulación. El bajo caudal, además, favorece la concentración de los nutrientes de los cuales se alimentan.
«Cuando suceden estas cosas la idea es evitar lo más posible el contacto con el agua, ya sea en un espacio recreativo como una laguna urbana o sea un ambiente vinculado al río», remarcó el investigador. «Esto es porque las cianobacterias pueden producir unas sustancias tóxicas que se conocen como cianotoxinas, de las cuales hay cuatro grandes familias. Una se llama dermatotoxinas, que afectan a la piel; otras que son hepatotoxinas, que afectan al hígado; otras que se llaman citotoxinas, que afectan a diferentes órganos; y hay hasta neurotoxinas que afectan al sistema nervioso», añadió, en declaraciones al programa que se emite por LT3.
«Las vías de contacto son variables según el uso que uno le dé a ese agua. El uso más directo es cuando uno entra a bañarse donde el contacto es la piel, y si hay floración pueden haber afecciones a la piel, sobre todo en una persona alérgica. Principalmente son dermatitis, eritemas, enrojecimiento de la piel, inflamación, picazón», continuó.
«También pueden haber otras vías de contacto si uno está haciendo actividades acuáticas. Puede haber una infección directa, o contacto por aerosoles que entran por diferentes mucosas: oídos, nariz, ojos. Allí, dependiendo de la toxicidad, pueden ser desde síntomas leves o moderados como si fuera una gastroenteritis, o en casos graves puede producirse problemas hepáticos, renales, pulmonares o incluso en el cerebro», indicó.
Además, Frau señaló que la posibilidad de que las cianobacterias produzcan algún efecto adverso a la salud «tiene que ver con la concentración». Y agregó: «Mientras más individuos haya en el agua, mayor es su potencial tóxico».
En ese sentido, el especialista remarcó la importancia de no entrar en contacto con el agua cuando la presencia de las cianobacterias es evidente: «En términos generales si uno ve la floración, es decir una lámina verde o bolitas verdes, lo ideal es no meterse al agua. Si el agua se ve normal como siempre, hay menos posibilidades de que haya riesgo».
Por otro lado, descartó una posible contaminación del agua potable en Rosario: «Hemos trabajado con Aguas Santafesinas, y al menos en Santa Fe se activa un protocolo especial. Ellos observan muestras de agua todos los días, tanto del agua que entra a planta como de la producida. Ellos analizan para que la cantidad de organismos en el agua cumpla con el requerimiento nacional. Cuando ellos detectan que hay cianobacterias en el agua se activa un protocolo específico dentro de la planta para evitar que esas bacterias lleguen al agua potable. No hay que preocuparse».
«Es probable que esto se mantenga hasta enero, al menos. También pueden volverse periódicas, algunas semanas estarán y otras no», aclaró.
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