La policía, con vehículos blindados y cañones de agua a presión, estaba desplegada por toda la capital
La oposición bielorrusa se manifestó nuevamente este domingo contra el presidente Alexander Lukashenko, quien enfrenta un desafío sin precedentes desde su controvertida reelección en agosto, y varias decenas de manifestantes fueron detenidos.
Decenas de miles de personas, según la agencia de noticias AFP, marcharon por diferentes barrios de Minsk, la capital del país, coreando «¡Viva Bielorrusia!» y enarbolando banderas rojas y blancas, colores de la oposición. La policía, con vehículos blindados y cañones de agua a presión, estaba desplegada en la ciudad desde antes del comienzo de las protestas.
Al menos 70 manifestantes fueron detenidos por la policía, según el centro de defensa de los derechos humanos Viasna. Usuarios de las redes sociales colgaron videos de enfrentamientos con la policía antidisturbios dentro de patios de edificios. «Protesto por mi dignidad, por el futuro de mis nietos», decía Alexandre Ignatov, de 72 años, presente en las protestas.
La líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, exiliada en Lituania, alabó la protesta de este domingo como un nuevo paso hacia una «Bielorrusia libre y justa», en un mensaje apoyando a los manifestantes publicado el sábado en la red social de mensajes Telegram. «No se puede convertir un país en una prisión si nadie teme a los carceleros», lanzó.
Antes de la manifestación, fueron cerradas por lo menos una decena de estaciones del metro y hubo cortes en el tráfico. La oposición bielorrusa exige la renuncia de Lukashenko, reelegido para su sexto mandato en agosto pasado, pese a acusaciones de fraude masivo.
Las manifestaciones semanales dominicales reunieron hasta más de 100.000 personas en Minsk, un récord para este país. No obstante, la movilización decayó en las últimas semanas. Desde el inicio de las protestas, miles de personas fueron detenidas, se produjeron al menos cuatro muertes y decenas de ciudadanos denunciaron torturas y violencia durante sus arrestos.
Con el apoyo de Moscú, Lukashenko, de 66 años y en el poder desde 1994, rehúsa abandonar el cargo y solamente ha mencionado vagas reformas constitucionales en un intento de aplacar las protestas.