Las lluvias torrenciales que caen desde hace varios días en el sur y oeste de Japón dejaron al menos 20 muertos, según las autoridades, que ordenaron el sábado la evacuación de casi dos millones de personas.
Las precipitaciones récord registradas en varias regiones (Hiroshima, Kioto, Okayama, etc.) causaron crecidas excepcionales, deslizamientos de tierra e inundaciones, dejando atrapados a numerosos habitantes, a pesar de las órdenes de evacuación de las autoridades locales para 1,9 millones de personas.
Los medios locales sin embargo informaban de balances superiores.
La cadena pública NHK hablaba de 38 muertos y 50 desaparecidos al término de la jornada.
El mayor número de víctimas se produjo en la prefectura de Hiroshima, aunque las provincias de Aishi y Okayama también se vieron duramente afectadas.
El servicio de meteorología situó en alerta máxima varias regiones, advirtiendo que había grandes riesgos de daños más importantes.
Los equipos de emergencia por su parte intentaban salvar a vecinos refugiados en los tejados de sus casas.
«Se impone la máxima vigilancia», no cesaban de repetir los servicios meteorológicos, mientras que el gobierno puso en marcha una célula de crisis.
Tras los deslizamientos de tierra, numerosas casas se derrumbaron, carreteras y puentes quedaron destrozados y barrios enteros inundados.