Por Carlos Duclos
Por Carlos Duclos
¡Ha llegado la misión del Fondo Internacional! En consonancia, el gobierno ha mandado señales al organismo “ajustador de cuentas”: la actualización de haberes para jubilados será (de mediar aprobación) mediante una fórmula controvertida; no habrá más Ingreso Familiar de Emergencia; la Asistencia al Trabajo y la Producción para trabajadores de pequeñas y medianas empresas afectadas por la crisis tendrá severos recortes. En este camino, el Congreso rápidamente aprobó el presupuesto para el año próximo, el que, según sostienen algunos economistas, contiene ajustes. La palabra de la oposición ha sido crítica con este presupuesto, aunque poco vale la palabra opositora macrista que contribuyó grandemente a este desastre económico. Sin embargo, lo malo anterior no puede justificar lo que deja que desear del presente.
Al fundador del Movimiento Nacional Justicialista, general Juan Domingo Perón, se le conocen muchas frases célebres, de una verdad incontrastable. Se puede estar de acuerdo o no con su doctrina política o con su obra, pero lo que es indudable es que era un hombre no solo culto, sino talentoso. Hasta podría decirse que luego de su exilio, y ya en el ocaso de su vida, su sabiduría se multiplicó. Lástima que esa luz que dan los años, la experiencia y el conocimiento, no pudo brillar: cierto entorno lamentable, de uno y otro signo, lo impidió. Hay quienes aseguran que el destino de la Patria hubiera sido otro si, después del abrazo con el radical Ricardo Balbín, se hubiera concretado la fórmula Perón-Balbín. Pero este último comentario es al margen, es un recuerdo de aquello que hubiera podido ser y que no fue.
Algunas recordadas frases del general Perón y las jubilaciones
“La única verdad es la realidad”, decía Perón. “Cada argentino debe producir al menos lo que consume”, alertaba. Y aquella icónica que refleja la realidad argentina histórica: «Los precios suben por el ascensor, los sueldos por escalera». Y esa otra tan despreciada por el arco político: «Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar».
En este contexto, el actual gobierno ha mostrado su idea de nueva fórmula para reajustar los haberes a partir del año que viene: será dos veces al año, pero no por el índice inflacionario, sino teniendo en cuenta la recaudación fiscal y otra variable salarial. Dos veces al año con esta fórmula, mientras en el país los precios suben todos los días por el ascensor, como decía Perón, y la gente de la tercera edad trata de ascender por la escalera resbaladiza en este edificio de 100 pisos. Las promesas de campaña de recomposición de haberes previsionales que habían perdido los jubilados, y que se ejecutarían no más asumir el nuevo gobierno, no prosperaron ¿Por la pandemia? Posiblemente, aunque la cuarentena estricta y el parate comenzaron casi finalizando el primer trimestre.
El estado de coma de la economía y el fin de la ayuda
La pandemia, hay que decirlo, devastó la economía argentina que ya venía en estado de coma por obra y gracia de la trilogía Macri-Peña-Dujovne, pero no fue menos dañina la extensa y fuera de tiempo cuarentena que debió soportar el aparato económico nacional. En este marco, y de manera plausible, el gobierno nacional acudió con ayuda a través del Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción, pero este salvavidas ya sufrió un recorte importante. Muchos trabajadores, de la noche a la mañana, pertenecientes a empresas cuasi fundidas, se han quedado sin salario. Tampoco el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) correrá más. “Hoy no es el momento de un IFE 4, porque hay que mantener ciertos equilibrios para también proteger a la actividad, proteger a la gente, a todo el país”, dijo el ministro de Economía Guzmán. En muchos casos las paritarias han sido un remedo de derechos para los trabajadores, como se ha visto en la provincia de Santa Fe, una alegoría, un disfraz con el que la vida digna no puede vestirse con dignidad.
El FMI y la presidencia de Néstor Kirchner
Y todo esto en el marco de la presencia de la misión del Fondo Monetario Internacional, organismo al que Argentina, remárquese, se rindió durante la presidencia de Mauricio Macri. También hay que recordar otra circunstancia: durante el gobierno de Néstor Kirchner, y cuando Roberto Lavagna era ministro de Economía, las relaciones y las deudas con “la corporación del ajuste”, (FMI) se habían saldado. La crónica periodística recuerda así el hecho: “El 17 de septiembre de 2004, Kirchner y Lavagna deciden no firmar un nuevo acuerdo. A partir de ese momento, la Argentina suspendió su relación con el FMI. En enero del 2006 Kirchner pagó USD 9.810 millones, pagó la deuda con el organismo y congeló una relación de medio siglo”. Cabe destacar que en ese entonces el Fondo no solo exigía un fuerte ajuste (como siempre) sino que hasta pretendía la privatización del Banco de la Nación. La voracidad desmedida no encontró receptividad ni en el entonces presidente ni en el ministro de Economía, quien incluso amenazó con renunciar si el banco se privatizaba. Otros tiempos.
Y de paso el proyecto sobre aborto
Coincidentemente con la presencia del FMI, que es bueno recordarlo siempre va de la mano del Banco Mundial, el gobierno envía al Congreso el proyecto sobre el aborto que es un tema de interés para el poder internacional. Claro, porque la creciente densidad demográfica preocupa y toda medida que la detenga es cláusula de rigor entre líneas o directamente de los organismos de crédito internacionales. Se recordará que lo mismo sucedió durante la gestión de Macri: en las tratativas con el FMI casualmente salió el tema aborto como proyecto para disgusto de Francisco. En este caso, el proyecto sirve, de paso, para aquietar las aguas en el frente interno.
Aquietar las aguas hasta por ahí nomás, porque el problema del actual gobierno en este caldo revuelto con ausencia de aroma agradable para el pueblo, es que hay muchos dirigentes del partido oficialista que no están de acuerdo con algunas medidas. La CGT ya puso el grito en el cielo con el tema de las jubilaciones; el jefe del bloque oficialista en el Senado, senador Mayans, dijo que no es momento de hablar de temas como el aborto. Esto sin contar los cuestionamientos de otros dirigentes algunos de los cuales, incluso, participaron del gobierno de Néstor Kirchner.
Todo esto en el marco de una pobreza estructural, histórica e insoluble, de presiones tributarias incomprensibles que afectan a la “columna vertebral” del justicialismo que son los trabajadores a quienes nadie, ni los propios (si es que son propios) les ha quitado la obligación de pagar el injusto impuesto a las ganancias. La única verdad es la realidad.