Por José Odisio
Por José Odisio
Ocho meses sin fútbol oficial fue mucho. No sólo para los jugadores, que aún necesitan tomar ritmo con pelota y aceitar los músculos, sino para el hincha también, que sintió el parate y se nota en la ansiedad y la exigencia.
Newell’s arrancó mal pisado en Córdoba, no fue un buen partido del equipo de Kudelka. Y enseguida se empezaron a escuchar reclamos. Es cierto que no es la voz de la mayoría, pero la sensación es que el hincha está menos paciente, más extremista, más resultadista.
Cuestionar a un equipo que consiguió evitar la desgracia de descender es injusto desde donde se lo mire. No significa que tengan inmunidad eterna, pero tampoco parece sensato arreciar con críticas a la primera derrota. Kudelka tiene un estilo de juego, puede gustar o no, pero la realidad es que está muy emparentado a la escuela leprosa. Puede perder tácticamente un partido, como sucedió con Talleres, de ahí al «no sabe nada» hay un margen inmenso, colosal.
Y no faltaron los que cuestionaron la presencia de Maxi, o el hecho de tener un equipo con muchos jugadores de más de 30 y pico como Gentiletti, Pablo Pérez, Palacios o Nacho. Esos mismos, hace unos meses celebraron que esas figuras se quedaran o volvieran al Parque. Hoy, tener esos jugadores de jerarquía es un privilegio que disfruta la Lepra, aunque puedan tener noches para el olvido. El que piense lo contrario, tiene el índice de tolerancia en cero. Y eso no es bueno.
El formato de torneo no es favorable para un comienzo errático. Mucho menos si en el grupo los tres rivales son de nivel. Recuperarse siempre será hacerlo con equipos poderosos, como Boca o Lanús. La mala suerte del sorteo no puso un Patronato, Aldosivi, Godoy Cruz o Central Córdoba en el camino. Pero como afirma Kudelka, ante eso no se puede hacer nada. Y hay que afrontar lo que viene sabiendo que el desafío no será sencillo. Y para colmo, hay hinchas que en la cuarentena se llenaron de impaciencia y elevaron su nivel de crítica. Y frente a eso, tampoco se puede hacer nada.