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Historias en pandemia: cuando estudiar también es esencial


Una estudiante de Comunicación Social de la UNR apostó a continuar estudiando mientras trabajaba 14 horas diarias en el Hospital de Firmat. Conocé la historia de Fiorela

Fiorela Dalleva Peyran tiene 20 años y es estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social. Durante la pandemia trabajó en un hospital de su Firmat natal unas 14 horas al día para poder seguir costeando sus estudios, mientras seguía cursando virtualmente.

Llegó el año pasado a Rosario con la ilusión de estudiar Comunicación Social en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, por lo que decidió instalarse en un departamento junto con una amiga de la misma carrera. Cursaba de mañana, a la tarde trabajaba de niñera y la noche la destinaba para estudiar, leer y realizar trabajos prácticos. “Vivía como cualquier otro estudiante que viene de un lugar más chico a la gran ciudad. Desde el vamos tenía decidido que quería estudiar Comunicación Social, por lo que ni lo dudé”.

Pero con la llegada de la pandemia su vida, como la de la mayoría de los estudiantes que no son oriundos de Rosario, cambió. “Estaba en Rosario cuando comenzó la pandemia y me volví a Firmat porque pensé que la cuarentena iba a ser pocas semanas, por lo cual no me traje mucha ropa. Al final se extendió y me quedé porque las medidas sanitarias eran estrictas, era difícil salir de acá y entrar allá a causa de los protocolos y como no había colectivos era también muy costoso volver”.

Fiorela recordó que las primeras semanas le supusieron un verdadero desafío porque a causa de la incertidumbre del contexto no se acostumbraba al formato y la metodología de estudio. “Me encantaba cursar en la facultad, estaba habituada a estar sola o con mi amiga en el departamento y a estudiar en otro contexto. No me podía acostumbrar a estar en mi casa estudiando ni a hacerme la idea de que el segundo año completo lo iba a hacer desde acá, fue complicado para mi como supongo que lo fue para la mayoría”.

Sumado a esto, la rutina de Fiorela se modificó en 180 grados porque pasó a trabajar 14 horas como mucama en el Hospital San Martín de Firmat. “Tenía que seguir pagando el departamento donde vivo en Rosario y las fotocopias acá salen mucho más caras que en la Facultad. Era mucho dinero el que tenía que juntar por mes para poder cubrir todo eso y no quería que mi familia cargara con ese gasto. Me enteré por un familiar que estaban buscando personal en el Hospital, presenté mi currículum y a la semana me llamaron para empezar”.

Comenzó trabajando en el sector de geriátrico con una jornada laboral de 8 horas y media. “Fue brava la experiencia porque una enfermera sin saberlo tenía Covid-19 y los contagió a los dieciséis abuelitos. Por lo tanto, teníamos que utilizar durante toda la jornada de trabajo un traje especial, lo que era obviamente incómodo”.

Luego pasó al sector general del Hospital, el cual estaba destinado íntegramente a pacientes con Covid. “Ahí comencé a trabajar 14 horas, porque el Hospital se había transformado en monovalente y sólo tenía alojados casos de Covid. Por suerte no tenía que usar todo el tiempo el traje, sólo cuando entraba a las habitaciones, mientras que en sectores como los del personal o pasillos donde no había contagiados podía limpiarlos siguiendo las medidas de cuidado generales”.

Sin embargo, ni la agotadora rutina laboral le impidió seguir apostando al estudio: estaba de 7 a 21 en el hospital, y destinaba las noches a las tareas académicas. “La verdad que el celular me ayudaba mucho, porque durante los descansos del trabajo podía seguir tramos de algunas clases virtuales. Como la mayoría están grabadas y los docentes las comparten, luego las veía a la noche”.

Fiorela hizo hincapié en lo importante que fue la ayuda de sus compañeros para poder seguir al día en todas las materias. “Tengo un grupo con el que usualmente trabajo en el que nos ayudamos entre todos. Hacemos videollamadas para explicar textos que alguno no entiende y nos vamos pasando datos importantes. Me dieron una mano importante porque a veces no llegaba a terminar algún trabajo y estaban atentos a cualquier hora para ayudarme. En varias ocasiones realizamos trabajos grupales después de las diez de la noche sólo para que yo pueda participar”.

Además, Fiorela reconoció que sin el compromiso de los docentes, poder sostener el vínculo pedagógico con la Facultad hubiera sido casi imposible. “Debo agradecer a los docentes que entendieron mi situación. Por ejemplo, Patricia Lezcano, docente de Producción Radiofónica, nos permitió presentar un trabajo oral un domingo porque se nos complicaba estar todos juntos por cuestiones laborales y lo hice dentro del horario de descanso desde el Hospital. Otros docentes también se han portado muy bien con nosotros respondiendo dudas en distintos momentos del día y han sido permeables en cuanto a los tiempos y fechas de entrega”.

No siempre fue fácil cumplir con esta rutina ya que el trabajo le ocupaba gran parte del día y no podía estar presentes en todas las clases que a ella le hubiera gustado. “Me pasó mucho qué se iba a desarrollar un tema que me interesaba y no podía participar porque estaba trabajando. Yo soy super responsable en cuanto a la Facultad y aunque veía luego las clases, me interesaba poder estar ahí en ese momento e interactuar. Fue difícil pero es una experiencia que me enseñó muchas cosas”.

Si bien el trabajo era temporario y actualmente espera volver a ser contactada por el Hospital de Firmat, se mostró optimista y resaltó lo esencial que fue para ella el poder seguir estudiando este año. “Toda mi familia trabaja en el rubro de la comunicación. Mi papá y mamá son locutores, y muchos otros miembros de mi familia trabajan en ese ambiente. Soy fanática de lo que estudio, aunque a veces me cueste o no entienda algún texto y lo tenga que leer muchas veces. Sinceramente, me hace muy feliz estudiar esta carrera por lo que iba a hacer hasta lo imposible para poder seguir al día”.

Y aunque sabe que su futuro profesional estará ligado a la comunicación, aún no se decide por cual rama de la misma seguir. “Sé qué quiero trabajar en comunicación, pero no sé bien todavía si en medios o en el ámbito institucional. Por mi lazo familiar recorro los medios desde que soy chica, pero a su vez realicé una pasantía cuando estaba en el último año de la secundaria en la Secretaría de Comunicación de la Municipalidad de Firmat y me encantó. Hoy por hoy me inclinaría por lo institucional, pero sinceramente no lo tengo decidido completamente. Creo que todos los ámbitos de la comunicación son lindos y van a ser muy fructíferos para mi experiencia laboral”.