Netflix estrenó la miniserie "Alguien tiene que morir" en la que discriminación y el fascismo se hace grande dentro de una familia aristócrata
Por Mario Luzuriaga
España sigue sorprendiendo con sus ficciones y lo hizo con «Alguien tiene que morir» que se estrenó este fin de semana en Netflix.
La miniserie de 3 capítulos presenta a la aristocrática familia Falcón, cuya jefa de familia Amparo (Carmen Maura) es la que toma las riendas de todo. Diez años atrás su marido muere de manera accidental y durante ese lapso la familia siguió ascendiendo dentro de las familias patricias de España. Pasó una década del incidente y llega de México Gabino (Alejandro Speitzer) junto a su amigo, un bailarín llamado Lázaro (Isaac Hernández). La llegada de los jóvenes causó revuelo para Gregorio (Ernesto Alterio) que cuestiona esta amistad, pero que sólo es aprobada por Mina (Cecilia Suárez).
Manolo Caro, conocido por crear «La casa de las flores», trae esta historia que se sitúa en los años más nefastos que vivió España bajo el gobierno del generalísimo Franco. Una dictadura despiadada que no tenía empatía absolutamente por nada y cuya aristocracia aprobaba las acciones de este militar.
Entre los temas que se tocan es la terrible discriminación hacia las personas homosexuales que tenían estos «funcionarios» o «agentes estatales» que pululaban en ese irreconocible país durante mucho tiempo. A la vez se ve reflejado la profunda corrupción que había con los sectores de la clase alta que le era funcional al gobierno de facto.
Se destacan las grandes actuaciones de Carmen Maura y Ernesto Alterio, en la que conforman una «dupla del mal» espléndida; y también al bailarín Isaac Hernández, que es la revelación de esta miniserie.
Con respecto a la tan elogiada Esther Expósito, aquí hace una versión más de los años 50 de su rol en «Élite»; mientras que Cecilia Suárez está bien en su rol de «heroína».
Calificación: Buena.