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Pablo Pérez y el sentido de pertenencia leproso: «Es un amor que no se puede explicar»


El volante de Newell's habló de todo en una extensa entrevista con Infobae. "Es un sentimiento que va más allá de la plata", expresó

Los cimientos siempre son importantes. Tal vez tenga que ver con el legado de Jorge Bernardo Griffa, mamado y potenciado por Marcelo Bielsa o Gerardo Martino. Lo cierto es que el jugador que nació en Newell’s siempre está soñando con volver. No importa la dimensión de la trayectoria que edificó en el exterior, su corazón es rojinegro y el anhelo por ayudar al club siempre está presente y, en muchos casos, se concreta. Tal es el caso, entre otros, de Pablo Pérez, quien luego de una extensa trayectoria con alegrías y tristezas, regresó a la institución de sus amores para cerrar su carrera.

“Cuando el club pasa un momento malo se acercan los tipos más reconocidos. Gente que ama al club y vuelve. Lo más cercano es en el 2013. Newell’s estaba pasando un muy mal momento con el promedio y volvió el Tata Martino. Ahí salimos campeones. Volvieron Maxi (Rodríguez), Nacho (Scocco), el Gringo Heinze… ahora nos tocó volver de nuevo a Nacho y a mí. Todo eso que mamamos en Inferiores da sus frutos. Volvemos porque amamos al club. El sentido de pertenencia en Newell’s es muy grande. Un amor que a veces no se puede explicar. Se demuestra con hechos”, indicó el volante leproso en una extensa entrevista publicada por Infobae.

“Cuando estaba en Boca me sentía cómodo. Cuando pasé a Independiente ya empecé a darme cuenta de que estaba muy cerca volver a Newell’s. Quería volver al lado de mi gente, de Newell’s. Soy tan leproso como mi familia”, agregó.

En este sentido, puso como logro máximo de su carrera el título con Newell’s en 2013.  “Lo pongo arriba de todo por una mezcla de situaciones. Nos estábamos yendo a la B. Teníamos un promedio muy complicado… el club no estaba bien económicamente. O sea, la gente que volvió lo hizo por amor. Era imposible de traer si no era por su sentimiento leproso. Y aparte el equipo jugaba realmente bárbaro. No sólo nos importaban los resultados. Llegó un momento en el que sólo queríamos jugar bien, como se hacía en otros tiempos. Como en la época de Bielsa por ejemplo. Se unió todo. La vuelta de ídolos, el buen juego y que salimos campeones. Nos identificamos mucho con ese Newell’s”, contó.

Al mismo tiempo, valoró el aporte que el Tata Martino le hizo como entrenador. “El Tata me enseñó a interpretar el fútbol. Siempre que tengo la posibilidad de hablar con él se lo digo. Estoy muy agradecido. Me formó en mi última etapa de madurez. Me marcó mucho. Si bien nosotros somos futbolistas de Primera, a veces jugamos y no entendemos el juego. A los 26/27 años me hizo interpretar algo que después lo empecé a disfrutar. Ahí empecé a progresar como jugador”.

“Además era mi ídolo. Cuando iba a la cancha con mi viejo tuve la posibilidad de verlo jugar. Yo ya de chiquito era volante y me identificaba con él. Lo veía y me gustaba. Con el tiempo terminé en su posición. Imaginate en el 2013… Él era el entrenador y yo ocupaba su puesto. Diez años después de mirarlo como hincha, yo estaba en el puesto del Tata”, puntualizó.

Tras sus decepciones en Boca e Independiente, Pérez puso de relieve que volvió a disfrutar del fútbol. “Estoy cerca de mi familia, que es muy de Newell’s. El primer día que entré al complejo en Bella Vista me emocioné. Y la primera vez que entré a la cancha con toda la gente me emocioné de nuevo. Es como revivir mi infancia, mi vida”.

“En Newell’s disfruto de jugar al fútbol. Es un sentimiento que va más allá de la plata. Una sensación que muy pocos pueden sentir. Y sentirlo con Newell’s, con mi familia, en mi club, es una felicidad que no se puede comparar con nada. Después de ganarle a Colón me hicieron una nota y me quebré. Esa primera camiseta se la regale a mi papá. Él hizo un esfuerzo enorme porque no puede ir a la cancha. Así que después del partido se la llevé a la casa. Mi viejo la estaba esperando. Fue muy especial. Cuando me puse por primera vez la camiseta de Newell’s al volver no sabía si era un jugador o un hincha”, concluyó.