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A 10 años del asesinato de Mariano Ferreyra, proponen que una calle lleve su nombre


Una legisladora del Frente de Todos propuso dar el nombre del militante del Partido Obrero a la calle del barrio de Barracas en la que fue asesinado

La legisladora porteña Lorena Pokoik (Frente de Todos) presentó un proyecto que busca homenajear a Mariano Ferreyra dándole el nombre del militante del Partido Obrero a la calle del barrio de Barracas en la que fue asesinado hace diez años por una patota que respondía al dirigente sindical José Pedraza.

«La asignación de nombres a diversos espacios públicos tiene como fin perpetuar en la memoria de la sociedad un hecho o una figura cuyo recuerdo resulta de importancia en tanto que expresa valores que siempre debemos tener presentes, y la historia de Mariano no podemos olvidarla nunca, porque es ejemplo de convicción y de lucha», dijo legisladora porteña.

Según explicó Pokoik, Ferreyra «luchaba contra la precarización y la tercerización laboral y las pésimas condiciones laborales que esto provoca» y, por esa razón, propone «homenajearlo a él y a su lucha, modificando el nombre de la calle Pedro de Luján, entre las calles Río Limay y Santa Elena», lugar dónde fue asesinado.

Se trata de «un homenaje que comprende a Mariano pero también a su familia que, al cumplirse diez años de su asesinato, y más allá que en este caso se hizo justicia, el vacío para su mamá y su hermano Pablo, sigue siendo enorme», destacó la diputada porteña Pokoik a través de un comunicado.

Además, la diputada presentó un proyecto de declaración para rendir homenaje al militante del Partido Obrero a diez año de su muerte: «Ninguna fuerza política debería abstenerse de sancionar un homenaje a un joven que fue asesinado por luchar por más derechos» .

El 20 de octubre de 2010, Ferreyra participaba de una manifestación junto a trabajadores tercerizados de la ex línea ferroviaria General Roca, cuando fue perseguido y asesinado por una patota que respondía a Pedraza, dirigente sindical de la Unión Ferroviaria (UF).

Para perpetrar el ataque, los asesinos contaron con la complicidad de funcionarios de la Policía Federal Argentina.