Por el Ing. Pablo Rodríguez Romeo (MP 49452-MN 5117), perito informático forense, especialista en seguridad.
Nadie duda de los beneficios que han traído las redes sociales a nuestras vidas: acortar distancias, reencontrarse con amigos y familiares, generar contenidos propios, visibilizar temas o cuestiones de manera masiva, y tanto más. Pero ¿alguna vez te preguntaste cuáles son los riesgos asociados a su uso excesivo o al mal uso que hacemos de ellas?
Un uso no responsable puede exponernos a un sinnúmero de riesgos que pasan desapercibidos en la cotidianeidad de su uso, peligros que se incrementan cuando los usuarios son niños o adolescentes quienes son los que más permanecen frente a las pantallas.
Además de las consecuencias psicológicas que la adicción a las pantallas y el exceso de redes sociales puede generarnos, muy descriptivos en el documental de Netflix, pueden exponernos a situaciones indeseadas como:
* La publicación o divulgación no consentida de datos personales.
Al acecho de malintencionados que están esperando que cometamos algún error para ejecutar un ataque a nuestra seguridad digital o robo de información.
* La exposición a contactos con desconocidos que nos conviertan en víctimas de ciberacoso, o también al ciberbullying.
* La exposición a difamaciones públicas, a la publicación de imágenes íntimas o personales, o incluso al revenge porn.
* A ser víctimas de engaños a través de diferentes técnicas de ingeniería social, como por ejemplo phishing, spear phishing, baiting, robo de identidad, etc.
Pero, y a pesar de esto, existen algunas medidas que como usuarios podemos implementar para reducir estos riesgos. La primera y principal es ser conscientes del uso que hacemos de los dispositivos, de internet y las redes sociales; y poder transmitir este mensaje a los más chicos. Para esto, es fundamental la educación para hacer ciudadanos responsables de su seguridad digital.
Además, podemos implementar las siguientes recomendaciones que aportarán una protección adicional a nuestras conexiones:
* Chequear los ajustes de la privacidad de las cuentas. Esto permitirá evitar que los contenidos se encuentren abiertos a todos los usuarios, configuración que muchas veces se mantiene habilitada por default.
* Publicar la menor cantidad posible de datos personales y controlar los contenidos que se comparten o se suben a cualquier servicio de internet. No perdamos de vista que todo deja una huella digital.
* Leer los Términos y Condiciones de cada red social o cuenta a la que suscribimos y revisar los permisos a los que acceden las aplicaciones antes de descargarlas.
* Evitar descargar programas y softwares que desconocemos o nos sugiere una web, ya que pueden contener virus espías.
* Mantener actualizados los sistemas operativos de los dispositivos y descargar todos los parches sugeridos. Esto permite tener las últimas versiones, que incluyen una protección adicional o colaboran a mejorar la seguridad.
* Evitar responder correos electrónicos o aceptar solicitudes de amistad de desconocidos, al igual que hablar con extraños o aceptar mensajes de tipo sexual o pornográfico.
* Contar con contraseñas robustas que no sean fácilmente deducibles. * * Implementar segundos niveles de autenticación, o verificación en dos pasos, lo que haría más difícil violar el ingreso.
* Limitar los tiempos de navegación.
* Contar con un antivirus confiable.
Insisto. Es probable que no seamos conscientes del alcance que pueden llegar a tener nuestros datos en internet, y que la información que subimos o publicamos, en el mismo instante que lo hacemos, pierde nuestro control, ya no es nuestra. Imágenes, datos, contenidos, todo queda en la nube disponible para su acceso por una cantidad infinita de personas en todo el mundo. Entonces, nunca olvidemos que todo lo que se sube a la red, es de la red.