Por Gisela Gentile
El cuerpo humano necesita hidratarse. Y el agua no puede ser reemplazada por ninguna gaseosa o jugo. Crece el alerta por el masivo consumo de bebidas azucaradas.
Adquirir el hábito de tomar agua no le resulta tan sencillo a todas las personas. Algunas lo toman como algo natural, pero a otras les cuesta más hacerlo. En todos los ámbitos de la vida, el ser humano se aferra a un paquete de costumbres y malos hábitos. Poder lograr una transformación es parte del compromiso de la sociedad con la salud.
El ministerio de Salud envió mediante anuncios gráficos y concisos algunas recomendaciones para mejorar hábitos que influyen en la salud. Uno de los diez mensajes de estas “Guías Alimentarias para la Población Argentina” (GAPA) sugiere a la población el consumo de 8 vasos diarios de agua segura, lo que constituye un total de 2 litros. También aconsejan no esperar a tener sed para hidratarse. Las GAPA resultan fundamentales para favorecer la aprehensión de conocimientos de manera sencilla y de fácil entendimiento logrando así hábitos más saludables.
Dentro de las mismas también se aconseja limitar el consumo de bebidas azucaradas y la cantidad de azúcar agregada a infusiones. Dos puntos que resultan más que importantes si queremos prevenir problemas y enfermedades futuras.
Con la Gente dialogó con la licenciada en nutrición Mariela Gentile, quien desarrolla diferentes actividades ligadas a la salud. En cuanto al consumo de agua, enfatizó: “La cantidad de agua que necesita diariamente nuestro cuerpo no es equivalente a consumirla en bebidas azucaradas”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica respecto al consumo de azúcares agregados que su ingesta no debe superar el 10% de la incorporación total de energía en la alimentación de una persona, lo que equivale a 50 gramos diarios para una dieta promedio de 2.000 calorías. El dato que quizás no todas las personas sepan es que seiscientos mililitros de gaseosa tienen 14 cucharaditas de azúcar, superando la cantidad máxima recomendada para todo el día, que es de 10 cucharaditas de 5 gramos promedio cada una. Es decir que, al tomar gaseosas en cantidad, estamos aportando muchas más azucares que los recomendados.
“El consumo de infusiones como té o mate cocido pueden sumar al aporte de líquido que necesitamos diariamente, pero debemos considerar que a las mismas no se le debería agregar azúcar. Con lo cual debemos consumir por lo menos dos litros de agua por día y no confundirse y reemplazarlo con un vaso de gaseosa ya que no es lo mismo”, aclaró la profesional.
Anteriormente se asociaba el consumo de la bebida azucarada a cumpleaños o algún evento especial, lamentablemente hoy muchas familias incorporan estas bebidas a la dieta de todos los días. “Está tristemente comprobado que hoy estas bebidas están en la mesa diaria, situación que en otras épocas era impensada”, indicó la licenciada.
Según la OMS las bebidas azucaradas o con azúcar añadida, en las que se incluyen las bebidas saborizadas, los jugos de frutas, y principalmente las bebidas carbonatadas, se han visto asociadas con un aumento en la obesidad. Además, se ha observado una asociación entre el aumento del consumo de bebidas azucaradas y enfermedades metabólicas, como la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2, la obesidad abdominal, la hipertrigliceridemia y el síndrome metabólico. Esa asociación puede ser el resultado de que las bebidas azucaradas tienen un alto índice glucémico y bajo índice de saciedad.
A esto hay que sumarle que estos productos son cada vez más frecuentes en niños, y en muchos casos se reduce el consumo de leche lo que acarrea disminución de la ingesta de calcio. Otro punto alarmante es que actualmente se reconoce a las gaseosas y bebidas azucaradas como una de las mayores fuentes de azúcar, superando ampliamente a las golosinas en su poder productor de caries dentales.
El consumo de agua ocupa el primer puesto de prioridad para hidratar nuestro organismo, pero qué ocurre si no lo hacemos; “cuando hablamos de deshidrataciones no patológicas, es decir por exceso de calor y actividad física, lo que se siente es cefalea, cansancio, malestar general, boca seca. Llevar una botellita de agua siempre con nosotros es una buena recomendación ya que ocurre que si no lo veo me olvido. Consumiendo cuatro botellitas de agua de medio litro al final del día habremos tomado las cantidades recomendadas”, aconsejó Gentile.
Para concluir, la profesional apuntó a revertir situaciones que consideramos naturales: “Es importante generar conductas y hábitos saludables, todo comienza por el hogar. Los adultos debemos transmitir a los niños este cambio, un buen comienzo es retirar la gaseosa de la mesa y colocar el agua. Es muy importante ofrecerles a toda hora, y aparte, teniendo en cuenta que termina siendo la opción más saludable y económica”.
“Las recomendaciones también son para los adultos debido a que muchas veces ante la sensación de tener sed se ingiere una cerveza, por ejemplo, y el alcohol genera todo lo contrario, ya que termina deshidratando y obteniendo un efecto opuesto”, dijo.
No resulta sencillo cambiar la formas y hábitos adquiridos desde muy temprana edad, pero siempre se debe reparar en la importancia de llevar una vida saludable. “Si uno podría ordenar prioritariamente las diferentes bebidas, podríamos decir que el gua siempre está por encima de todo, en segundo lugar, las infusiones (sin azúcar) y como dato para aquellos que quieren otro tipo de bebidas, incorporar los jugos de frutas naturales diluidos con agua y hielo. Como última alternativa colocamos a las gaseosas, ya que al incorporarlas siempre ingerimos aditivos. Las guías alimentarias son muy útiles, necesarias y refiriéndonos a este tema, dan un mensaje claro que apunta a incorporar por día 8 vasos de agua segura, con eso ayudamos mucho a nuestro organismo”, concluyó la licenciada Mariela Gentile.