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Estados Unidos: las elecciones ya entraron en cuarentena


Por Damián Umansky - Periodista especializado en internacionales

Por Damián UmanskyPeriodista especializado en internacionales

Si algo faltaba para que Estados Unidos y su campaña electoral sigan dando que hablar, era la noticia que sacudió al mundo en la madrugada del viernes: el presidente Donald Trump dio positivo de coronavirus.

Cuando aún repercutía en los medios nacionales e internacionales lo que dejó el caótico primer debate presidencial, el ángulo de la información viró 180 grados con el tuit que el propio mandatario publicó para anunciar que él, y su esposa Melania, habían contraído el virus.

Cuando falta apenas un mes para que los norteamericanos elijan al próximo Jefe de Estado, la campaña proselitista, al igual que el matrimonio presidencial, entró en cuarentena. El contagio obligó, naturalmente, a cambiar la agenda de Trump quien debió ser hospitalizado en las últimas horas por “precaución”, según precisaron los voceros.

El virus no sólo le impuso al republicano un estricto confinamiento, sino que anuló cualquier otro tema de campaña. “El fin de la pandemia está a la vista”, había expresado el propio Donald en un mensaje que se difundió durante una cena de empresarios la noche anterior a la noticia. Hoy, parece una ironía.

Pocos olvidarán que esta misma semana, durante el debate, Trump se burló de su oponente Joe Biden por usar barbijo. El Covid positivo le impone también al Presidente la necesidad de bajar el discurso, y moderar la presión que viene ejerciendo para tener “su” vacuna antes de las elecciones, algo que ya se informó que no sucederá.

El Debate

El vertiginoso espiral de acontecimientos hizo que el esperado debate entre los dos aspirantes a la Casa Blanca quedara lejano. Sin embargo, el mismo se llevó a cabo esta semana, el pasado martes en Cleveland, en el estado de Ohio.

El bochornoso espectáculo que brindaron ambos contendientes, no hizo otra cosa que confirmar el proceso de degradación que atraviesa la política estadounidense. Trump y Biden sostuvieron un debate que estuvo dominado por la violencia que atravesó la pantalla. Los más eufóricos partidarios por uno u otro candidato, se dedicaron a reproducir a través de las redes los “mejores insultos” de cada uno de los protagonistas, como si sirviera para seducir al votante indeciso o, más aún, al que aún ni siquiera tiene decidido ir a votar.

Chris Wallace, periodista de la Cadena Fox, encargado de moderar el debate, poco pudo hacer para frenar las constantes interrupciones. Como resumen, se puede apuntar que el Presidente evitó condenar a los supremacistas blancos, habló de un intento de golpe en su contra y volvió a sembrar sospechas respecto a la integridad del proceso electoral.

Por su lado, Biden mandó callar a Trump y lo calificó de racista, payaso y mentiroso. Otro aspecto que caracterizó la participación del demócrata, fue que siempre miró a cámara evitando de esta manera el contacto visual con su oponente. A pesar de las dudas que se generaron alrededor de su poca ductilidad para la oratoria, supo soportar la presión en un difícil contexto.

Otro tópico fue el manejo de la pandemia del coronavirus. Al igual que lo hiciera días atrás en Naciones Unidas, Trump eligió desviar nuevamente la responsabilidad a China y se permitió dudar de la veracidad de las cifras de contagiados y fallecidos que suministran otros países, como por ejemplo Rusia.

A propósito de Rusia y China, el mandatario volvió a elegir a estos dos gigantes mundiales como sus adversarios predilectos. Desde su retórica, Trump volvió a erigirse como garante en la defensa de los derechos de los estadounidenses ante el mundo, oportunidad en la que volvió a diferenciarse de los demócratas. Al igual que lo hiciera en la convención republicana semanas atrás, el magnate volvió a decir que “para China sería una excelente noticia una victoria de Joe”.

En algo coinciden demócratas y republicanos, y es que no hubo un ganador. Los analistas identificados con uno u otro partido aseguran que cada uno se dedicó a hablarle a su núcleo duro, y que nadie sacó ventajas para seducir a los independientes.

Hace 60 años, un 26 de septiembre de 1960, las portadas de los diarios del mundo reflejaron maravillados el primer cara a cara político emitido por televisión entre Richard Nixon y John F. Kennedy. El debate estadounidense, que marcó un antes y un después en la historia de la Comunicación Política, fue noticia esta semana pero por la falta de ideas y el irrespeto de las reglas del mismo.