La joven estaba en prisión domiciliaria por un crimen que no cometió. La Justicia ordenó su inmediata liberación y el retiro del dispositivo electrónico
La justicia absolvió este viernes a Luz Aimé Díaz, la joven trans que estuvo dos años con prisión domiciliaria en un hotel porteño por tentativa de homicidio de un hombre al que nunca conoció.
La orden estuvo a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°8, a cargo del juez Alejandro Sañudo, luego de los alegatos de la fiscal María Luz Castany y la abogada defensora Luli Sánchez. La Justicia también ordenó su inmediata liberación y el retiro del dispositivo electrónico.
«Se requiere valentía y amor y tomarse en serio tu trabajo, para retirar una acusación en el alegato. Más aun cuando hay la vida de una compañera en juego. La vida de una compañera trans», escribió Sánchez en redes sociales.
La fiscalía, a cargo de María Luz Castany, pidió la absolución de Luz al señalar la violencia estructural y las situaciones de vulnerabilidad a las que son expuestas las personas pertenecientes al colectivo travesti y trans.
En ese sentido, señaló que “es poco verosímil que haya sido coautora de los hechos por los que se la imputa” y que, por lo tanto, correspondía que el Tribunal dictara su absolución. Además, detalló las distintas formas de violencia institucional que sufre el colectivo travesti y trans.
«Agradecemos al inmenso trabajo del equipo técnico legal, con Luli Sánchez a la cabeza, y el esfuerzo y acompañamiento de la militancia. Celebramos también la incorporación de la perspectiva de género de la fiscal María Luz Castany», informaron desde la Campaña por la Absolución de Luz Aimé.
Luz Aimé, de 24 años, fue acusada en junio de 2018 de «robo agravado y privación de la libertad agravada» en el marco de una causa que investigaba el robo y golpiza que había sufrido un hombre del colectivo LGBT+ en su departamento. Lejos de haber intervenido en el delito, la joven había llegado al domicilio en cuestión porque dos hombres habían contratado sus servicios como trabajadora sexual.
Durante todo el proceso, distintas organizaciones sociales lucharon por darle visibilidad a su caso y por su liberación, “en contra del machismo y transodio en el sistema judicial”. Por esa razón, se trata de una resolución histórica, que fue celebrada por diversos activistas.
«Ella tardó como dos meses en entender la magnitud del delito que se le quiere imputar. Al principio tenía defensa oficial pero ni siquiera le hablaban por su género, le decían ‘el trasvestido’. En ese momento intervenimos y ahí armamos una comisión de justicia», había dicho Lucia Fuster Pravato, profesora del secundario travesti Mocha Celis donde estudiaba Luz.