El equino acompañó a su compañero hasta su última morada con la montura vacía, como símbolo de esa vida que ya no está y que era necesaria para llevar a cabo la tarea de cuidar
Horas de mucha tristeza y de esa sensación angustiante de saber que una persona de bien yace muerta por no haberse defendido a tiempo de su agresor. Hechos que suceden en una sociedad donde se han confundido los derechos y se inclina la balanza para un solo lado. Sobran las palabras de todos los que ahora opinan sobre el hecho del uso de las pistolas Taser, o sobre si el agente actúo debidamente o si tendría que haberse defendido de otra forma. Están totalmente demás, no solucionan en nada el hecho doloroso que se provocó a una familia, a un hijo de cuatro años que se queda sin su padre y a muchos ciudadanos honestos que temen de salir a la calle para no sufrir arrebatos, robos y encontrar una bala que determine el final de sus días.
«Místico», el caballo que fue leal a Roldán, acompañó a su dueño hasta su última morada con la montura vacía, como símbolo de esa vida que ya no está y que era necesaria para llevar a cabo la tarea de cuidar, de proteger, de brindarse hasta dejar su vida para el bien de los otros.
