Su hijo Aníbal Rucci y el sindicalista Oscar Daniele recordaron al ex secretario general de la CGT, de fuerte vínculo con Perón, asesinado por Montoneros un 25 de septiembre de 1973
Hace 47 años, un 25 de septiembre de 1973, el dirigente sindical argentino José Ignacio Rucci fue asesinado en la Ciudad de Buenos Aires, hecho que marcó un quiebre en la historia argentina por el vínculo muy cercano que tenía el nacido en Alcorta, provincia de Santa Fe, con Juan Domingo Perón. Al cumplirse este viernes un nuevo aniversario de su vil asesinato, su hijo Aníbal Rucci y el dirigente gremial Oscar Daniele recordaron en diálogo con CLG al histórico miembro de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y ex secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT).
Rucci comenzó a forzar sus pasos dentro del sindicalismo argentino en 1946 y tomó protagonismo a partir de 1955 luego de la dictadura militar que derrocó al gobierno de Perón, siendo miembro activo de la llamada Resistencia Peronista. Años después, en 1970, fue designado secretario general de la CGT y desde allí fue uno de los impulsores del regreso del General al país después de 18 años de exilio. Cuando esto se produce en noviembre de 1972, había una fuerte lluvia y Rucci fue quién sostuvo el paraguas para proteger a Perón cuando descendió del avión, en una imagen que fue muy difundida por los medios.
En ese momento, el peronismo y la agrupación Montoneros se enfrentaban duramente para conducir el destino del país. Después de que Héctor J. Cámpora ganara las elecciones a presidente, ambos bandos se cruzaron violentamente en Ezeiza, lo que aceleró la renuncia de Cámpora y el llamado a nuevas elecciones. Meses más tarde, en septiembre, Perón ganó los comicios. Pero dos días después, Rucci fue asesinado por un grupo militarista de la conducción montonera, que venía planeando el crimen desde hace tiempo. Ocurrió en horas del mediodía cuando salía de su casa del barrio de Flores. Recibió 23 impactos de bala y el hecho fue denominado como «Operativo Traviata».
Aníbal Rucci es el hijo mayor del mítico líder cegetista y heredó de su padre la militancia peronista. De hecho, en la actualidad se desempeña como concejal en el partido de Ituzaingó. Al cumplirse el 47° aniversario del asesinato de su padre, dijo: «El recordatorio es constante, el aniversario lo único que hace es llevarte a aquel momento, con el sufrimiento que eso significa, aunque con los años uno lo va guardando porque si no no podés vivir».
«Me tocó atravesar en plena adolescencia un asesinato innecesario cuando en Argentina iba a comenzar un nuevo ciclo de pacificación nacional, al que tanto Perón como mi papá habían llamado. Hoy, a 47 años, hay sensaciones que ya se fueron, pero por suerte pude dejar el odio y la venganza que tenía cuando era joven para ponerme más firme en aclarar la situación del asesinato», señaló Aníbal.
En torno a la investigación del homicidio, contó que el juez federal Ariel Lijo «ya determinó que fue la agrupación Montoneros, pero la causa se cerró». Y describió: «Me presenté en la Cámara dando los motivos por los cuales entendía que debía seguir abierta al ser un crimen de lesa humanidad, y si bien los tres camaristas me dieron la razón y le dijeron al juez que siga investigando, nunca pasó más nada».
Aníbal detalló cómo era José en su aspecto más humano, más allá de su eterna lucha sindical y política: «Era una persona sumamente solidaria que se preocupaba constantemente por los problemas de muchísimos compañeros y compañeras. Siempre me llegan comentarios de gente muy agradecida con él por la ayuda que les dio. Si bien era muy duro en sus pensamientos y en su carácter político y sindical, también era muy sensible, un gran padre y un gran esposo. Vivimos lo que pudimos vivir con él porque cuando asume en la CGT yo tenía 12 años y durante dos años fue muy difícil estar cotidianamente porque se iba los lunes y volvía los viernes».
«Me dejó el trabajo militante dentro del movimiento nacional justicialista, saber que la lucha nunca es en vano, que siempre se logran los objetivos. El suyo fue el retorno de Perón y lo logró», señaló con orgullo el concejal de Ituzaingó, y agregó que también enseñó a «seguir una conducta sumamente peronista y sobre todo a ser políticamente honesto».
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Por su parte, Oscar Daniele, el secretario adjunto de la Asociación del Personal Legislativo de Santa Fe (Apel) y secretario general de las 62 Organizaciones Peronistas de Rosario, también recordó a Rucci, a partir de su gran vínculo con toda la familia del histórico dirigente de la UOM: «El legado más importante que dejó para los trabajadores es la lealtad con sus pares, la misma que tuvo con Perón, como así también la fortaleza en el reclamo de los derechos de los trabajadores y fundamentalmente la decencia, porque Rucci fue el hombre más poderoso que hubo después de Perón en el 73 por todo lo que representaba para el peronismo y sin embargo cuando los traidores a la patria lo matan, José vivía en una casa interna en un barrio periférico de la Capital Federal».
Daniele aseguró que «lo asesinaron los montoneros, está comprobado». «Ellos mismos lo reconocen en una declaración diciendo que se equivocaron, pero no hay que tomarlos por tontos porque sabían que lo dejaban bastante desprotegido a Perón», agregó el secretario adjunto de Apel. «Una vez muerto Rucci, se desata en el país una persecución entre quienes eran partidarios de uno u otro bando y eso fue aprovechado por la dictadura militar y toda la desgracia que vino después. El asesinato de Rucci fue la puerta de la violencia en la República Argentina. Muchas veces me pregunto porqué nos enfrentábamos tanto con quienes se decían revolucionarios en la década del 70, cuando teníamos indicadores económicos y sociales parecidos a los que tiene Suiza en la actualidad», analizó Oscar.
Por último, destacó el gran vínculo que tenían Rucci y Perón: «Su relación estaba solidificada en la imaginación conjunta que tenían del futuro de la patria. No es casualidad que cuando a Rucci lo matan, él iba a un canal de la Ciudad de Buenos Aires a hablar de la pacificación nacional, pero producto de eso que podía ser un germen importante para la unidad nacional esta gente lo destruyó».
Así exponía Rucci
Otra aspecto que se recuerda mucho de José Rucci son sus discursos. Uno de los más memorables lo dio en julio de 1972 después de ser electo como secretario general de la CGT. Sus dichos gozan de una gran vigencia que pone de manifiesto la continuidad histórica de su lucha.
Además, el día de su asesinato, Rucci llevaba en su bolsillo el discurso que iba a pronunciar esa misma noche por televisión: “Ahora el fragor de las luchas ha pasado a convertirse en historia. La realidad de nuestros días es la unión, el trabajo y la paz. Ninguna sombra del pasado podrá interponerse ahora para que los argentinos marchemos unidos y solidarios, hasta la construcción de la Argentina potencia. Hubo un proceso distorsionado en el ámbito espiritual y cultura, cuyas consecuencias no han podido ser erradicadas del todo. Significa esto que a la recuperación plena del poder adquisitivo de los salarios, a la valorización del trabajo, a la creación de nuevas riquezas es necesario agregar la elección de los mejores caminos para arribar al objetivo común».
«Las leyes emanadas del gobierno del pueblo, elaboradas por los representantes del pueblo, habrán de regir la convivencia argentina, asegurar los derechos de todos para frenar cualquier acción ilícita y, por lo tanto, antinacional y antipopular. La reconstrucción de la patria es una tarea común para todos los argentinos, sin sectarismos ni exclusiones. La liberación será el destino común que habremos sabido conquistar con patriotismo, sin egoísmos, abiertos mentalmente a una sociedad nueva, para una vida más justa, para un mundo mejor».