CLG recorrió comercios de Rosario para analizar el contexto que viven día a día, enmarcado en la poca venta y en la esperanza de volver a recibir clientes
La pandemia golpeó y golpea en cada rincón de la sociedad. Con la emergencia sanitaria declarada desde marzo se agravó la preocupante situación económica y los comerciantes rosarinos sienten los efectos colaterales del coronavirus.
Las ventas cayeron estrepitosamente por la casi nula circulación de la gente y por la difícil situación de las economías hogareñas, muchas con cero ingresos desde el 20 de marzo. Esto lleva a que los locales corran el riesgo de bajar sus persianas definitivamente, lo que preocupa a los dueños y trabajadores.
CLG recorrió diferentes locales del centro de Rosario y dialogó con los comerciantes sobre el escenario ante el cual están parados.
Lucas, desde el comercio donde trabaja, indicó que a pesar de estar abiertos desde mayo van «remando contra la corriente» y que las últimas restricciones complicaron aún más ya que «el flujo de gente es muy poco».
En este sentido crecen las consultas online pero «no es lo mismo», remarcó, y dijo que de todas formas «va a ser el futuro».
Sobre los próximos meses, el vendedor planteó un «incierto total», sin embargo sintió como «alentador» estar abiertos en septiembre.
Otro, más experimentado, aseguró que se está trabajando «muy flojo», que los precios subieron mucho y que él decidió «achicar» el margen de ganancias para seguir vendiendo.
Este local se dedica a la ropa deportiva y señaló que, si bien la calza «fue la ropa de la pandemia», «hay mucho miedo en la calle y estuvimos mucho tiempo sin transporte» lo que perjudicó a las ventas. Además, este comerciante marcó que se siente «obsoleto» para implementar el uso de las redes para la venta.
Por último, se mostró muy molesto con la imposibilidad de atender al público: «Los comerciantes tenemos todos los requisitos y nos cuidamos, pagamos la culpa por gente irresponsable y a los políticos no se les cae una idea positiva».
«Difícil», definió otra comerciante sobre el movimiento en la caja registradora. La imposibilidades de circulación y económicas individuales afectan la venta de indumentaria deportiva y se le suma la imposibilidad de hacer actividad deportiva, lo que frena también la venta online.
Este mismo local también realiza prensa colegiales y debido al cierre de los establecimientos educativos «nos quedó todo el depósito lleno», señaló la mujer.
La misma prevé un panorama «difícil» y se refirió a las medidas gubernamentales: «Hay que acatarlas, pero nos hicieron estar adentro mucho tiempo antes».
Por último, Rubén, otro comerciante céntrico, señaló que a las modalidades de take-away y online le sumaron el envío por delivery «a pesar de que son pocas»: «Hay muy poca gente y la venta está limitada».
«Hacemos lo posible para salir para adelante. Estamos atados de pies y manos», afirmó el hombre ante CLG y agregó que la «la gente tiene mucho miedo y es lógico, pero es muy duro».
Sobre las ventas remotas señaló que el local se tuvo que «aggiornar» e incentivar a través de las redes sociales. «La gente se está manejando desde ahí, nos sirve para ir para adelante», apuntó el vendedor.
Rubén también avizoró un futuro complicado y que a los «comerciantes nos va a ser difícil llegar a fin de año en buenas condiciones. Estamos muy golpeados y los gastos siguen siendo los mismos, con la diferencia que este año vendemos un 20%, con suerte».
«No veo que cambie hasta que haya alguna vacuna porque lamentablemente va a seguir habiendo infectados«, cerró el comerciante.