Con los síntomas clásicos de la rinitis alérgica estacional, las alergias primaverales se transforman en una amenaza para quienes las padecen
En nuestro país, más de 800.000 menores de entre 13 y 14 años padecen rinitis alérgica, que afecta, en general, a una de cinco personas. Esto significa que casi 5 millones de argentinos tienen rinitis alérgica durante la primavera.
En estos meses de septiembre, octubre y noviembre comienza la temporada de alergias. Durante los últimos años, las enfermedades alérgicas se duplicaron en los países desarrollados, y hoy en día afectan aproximadamente al 40% de la población mundial.
Entre estas enfermedades, la rinitis causa molestias en 400 a 600 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud. Estas personas tienen obstrucción nasal, disminución del olfato, secreción viscosa (la nariz chorrea moco acuoso, molestia agravada en esta época con el uso del tapabocas), aparecen los estornudos en salva y la picazón de ojos nariz y garganta, que en algunas oportunidades da la sensación de cierre que se manifiesta con garganta seca y sed de aire.
La alergia es una reacción de defensa del organismo contra estas sustancias externas: el sistema inmunitario reacciona de manera exagerada porque las desconoce. Esta reacción se manifiesta con los síntomas mencionados y tiene un alto impacto en la calidad de vida del paciente. Además, representa un alto costo económico para los sistemas de salud y, en épocas normales, causa un nivel altísimo de ausentismo laboral y escolar.
Con la primavera llegan los vientos que ayudan a la liberación de los pólenes de los árboles. Estas sustancias están suspendidas en el aire y tienen un peso molecular muy liviano que las hace fácilmente transportables, sea por el viento o por los insectos. El polen se adhiere a la mucosa nasal y a la conjuntiva de los ojos y desencadenan los síntomas propios de la alergia en las personas que tienen predisposición a padecer estos cuadros: una persona cuyos ambos padres son alérgicos tiene más probabilidades de serlo que si tiene un solo progenitor con estos antecedentes.
Los árboles y plantas cuyos pólenes afectan más a los alérgicos son el álamo, el arce, el fresno y el tilo, pero sin duda, quien pone de peor humor a quienes padecen estas alergias es el plátano: su polen es causante de síntomas y malestares; durante el corto período de su floración se produce una polinización explosiva, que se aplaca con las lluvias. Los plátanos son árboles resistentes y longevos, que sueltan una pelusa amarilla y unos pequeños plumeritos que son los que causan la sintomatología.
Los pacientes alérgicos ya saben que los síntomas comienzan en esta época y se preparan de antemano. Hoy en día es posible realizar consultas virtuales y, así, tener acceso al tratamiento, que suele ser con antihistamínicos, antileucotrienos, solución salina hipertónica y corticoides nasales.
En algunas oportunidades, el paciente no responde a este tipo de tratamientos y es entonces cuando se le ofrece la inmunoterapia (vacunas) que se indican de acuerdo con el resultado de una testificación previa. El paciente recibirá dosis creciente de determinados alergenos que modificarán la historia natural de la enfermedad.
Como medidas generales, se recomienda la aplicación de vaselina en el borde de las fosas nasales y al lado de los lagrimales: el producto actúa como barrera e impide que una parte importante de los pólenes se peguen a la vaselina e ingresen a las fosas nasales.
Es conveniente mantener las ventanas cerradas durante la noche, a primeras horas de la mañana y al atardecer y no tender la ropa lavada en el exterior para que no se acumule el polen. Sería injusto atribuirle toda la responsabilidad al plátano.