El país superó los 160.000 contagios y se ubica entre los de mayor tasa de morbilidad del mundo
Israel registró casi 5.000 casos de coronavirus, un nuevo récord desde el inicio de la pandemia, tres días antes de que comience en el país un cierre total que busca frenar la segunda ola del brote que amenaza hacer colapsar los servicios hospitalarios.
El Ministerio de Salud dijo este martes que en las últimas 24 horas se detectaron 4.973 casos, que elevan el total a más de 160.000 y vuelven a ubicar a Israel, con unos 9 millones de habitantes, entre las naciones con mayor tasa de morbilidad del mundo.
La cifra de nuevos casos identificados representa un preocupante aumento respecto al anterior máximo, registrado el viernes y que apenas superaba los 4.000. Esta nueva marca coincide, sin embargo, con un nuevo máximo de pruebas realizadas en una jornada, 47.509, que llega tras varios días consecutivos con menos de 35.000 pruebas y que mantiene el porcentaje de resultados positivos por encima del 10%.
Existen más de 40.000 casos aún activos en el país, 533 se encuentran en estado grave y dos nuevas muertes elevan la cifra total de fallecidos a 1.141, según los datos oficiales, citados por la agencia de noticias EFE.
La gravedad de la situación y la alerta por parte de los hospitales de que temen no dar abasto para tratar a todos los pacientes, llevó al Gobierno a decretar un confinamiento nacional de tres semanas a partir de este viernes.
La medida coincidirá con las festividades de Rosh Hashaná (Año Nuevo judío), Yom Kipur (Día del Perdón) y Sucot (los Tabernáculos), caracterizadas por grandes ceremonias religiosas y encuentros familiares. Durante las semanas de cierre los israelíes no podrán desplazarse a más de 500 metros de su domicilio, con contadas excepciones.
Las reuniones estarán limitadas a diez personas en interior y 20 en exterior y cerrarán colegios, centros comerciales, negocios no esenciales y hoteles. El director general del Ministerio de Sanidad, Chezy Levy, advirtió ayer que estas medidas se mantendrán «hasta que la cifra de contagios baje de los mil diarios». De no alcanzarse esas cifras, el confinamiento podría extenderse, profundizando aún más las severas consecuencias económicas que se prevén durante este período.
La decisión del gobierno de Israel de imponer esta nueva cuarentena tensó la atmósfera política en el país, con disputas al interior del Ejecutivo y quejas del sector empresarial, abrumado por las consecuencias económicas de la pandemia. Otros sectores, por el contrario, piden medidas aún más severas.
Este martes, el comisionado israelí de la lucha contra la pandemia, Ronni Gamzu, envió una carta a los ministros de Salud y Educación solicitando que las escuelas cierren el miércoles, en lugar del viernes, como se decidió originalmente. «El gobierno tomó la decisión equivocada, en contra de las recomendaciones profesionales», dijo Gamzu en la carta en la que agrega que «además, estamos viendo un aumento en la infección en general y específicamente entre el público en general» dijo, citado por el Jerusalem Post.
“Les pido que acepten la recomendación profesional y no permitan que mañana abran escuelas, con todas las complicaciones que eso conlleva”, prosiguió. Dijo que, de ser necesario, solo el quinto grado en adelante podría cerrar temprano.