Este acuerdo se llegó luego de que Vladimir Putín, presidente ruso y Alexander Lukashenko, actual mandatario bielorruso cuestionado por su quinta reelección
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, confirmó este lunes el otorgamiento de un préstamo de 1.500 millones de dólares a Bielorrusia, la exrepública soviética sumida en una crisis política debido a que parte de la población cuestionaron los resultados de las ultimas elecciones presidenciales, que consagraron por amplio margen una nueva reelección del presidente Alexander Lukashenko.
«Se acordó que Rusia concedería a Bielorrusia un crédito de 1.500 millones de dólares para afrontar este momento difícil», dijo Putin en una reunión con Lukashenko en la ciudad de Sochi, citado por la agencia de noticias Sputnik.
Esta visita tiene lugar después de que varias decenas de miles de manifestantes marcharan ayer en Minsk, la capital bielorrusa, por quinto domingo consecutivo exigiendo la partida del jefe de Estado, en el poder desde 1994, una movilización cada vez más fuerte a pesar de la detención o el exilio de los principales opositores.
Los candidatos de la oposición se negaron a reconocer los resultados de los comicios y exigen la repetición de la votación, opción que Lukashenko ha descartado en términos contundentes.
En la reunión con Lukashenko, Putin se declaró «convencido» de que Bielorrusia superará la crisis: «Estoy convencido de que considerando su experiencia (…) se hará trabajo en este sentido al más alto nivel y permitirá el avance del sistema político del país para alcanzar nuevas alturas» dijo Putin, evocando una reforma constitucional prometida por Lukashenko, según las imágenes de la reunión transmitidas por la televisión rusa, reseñó la agencia de noticias AFP.
El viernes, el Kremlin había avanzado que el objetivo de esta reunión es discutir «las perspectivas del proceso de integración» entre ambos países, un anhelo de Moscú dese hace tiempo.
Tras acusar a Rusia antes de la consulta de querer «desestabilizar» a su país, Lukashenko dio un giro de 180 grados para obtener su apoyo frente a las enormes manifestaciones, organizadas en su opinión por Occidente.
La líder de la oposición, obligada a exiliarse en Lituania, Svetlana Tijanóvskaya, increpó a Putin: «Lamento que haya decidido mantener diálogo con el usurpador y no con el pueblo bielorruso», señaló en un mensaje difundido por su servicio de prensa.
Tijanóvskaya reivindica su victoria en las elecciones presidenciales del 9 de agosto, tras entrar en política en la primavera (boreal) luego de la detención de su marido, a quien reemplazó.
En su opinión, cualquier acuerdo ruso-bielorruso firmado por Lukashenko sería «inválido legalmente» dado que su reelección fue «ilegítima».
Este acercamiento entre Moscú y Minsk ha sido juzgado con dureza por Estados Unidos: «Si el Kremlin continúa en este camino, corre el riesgo de que el pueblo bielorruso, que no tiene ninguna hostilidad hacia Rusia, se levante contra Moscú», señaló el viernes el número dos del departamento de Estado del país norteamericano, Stephen Biegun.
Más temprano, Putin habló por teléfono con su par francés, Emmanuel Macron, quien se mostró a favor de una solución política en la crisis de Bielorrusia.
«En cuanto a Bielorrusia, el presidente de la República subrayó nuevamente la necesidad de apoyar una solución política», indicó la Administración presidencial francesa en un comunicado.
Desde el Kremlin confirmaron que el mandatario ruso coincidió con su homólogo francés y se pronunció también a favor del diálogo y una solución pacífica en el vecino país.