En los Tribunales de Gualeguaychú se lleva adelante el juicio que investiga la muerte de Fernando Pastorizzo. El joven de 20 años fue asesinado el último 29 de diciembre. Nahir Galarza, quien era su novia, es la principal sospechosa del caso y este lunes prestó declaración.
«No éramos novios, nunca fuimos. No conozco a sus papás ni salgo con sus amigos. Sólo nos veíamos de madrugada para tener sexo”, manifestó la joven en cuanto a la relación que mantenía con el fallecido. “Yo me seguía viendo con otro chicos. Nunca fue mi novio. Ninguno habló del tema», continuó.
Por otro lado, habló de cómo era este vínculo y aseguró que Fernando tenía actitudes violentas. “Siempre terminaba lastimada y ni siquiera le daba importancia. Cuando se enojaba conmigo tiraba todo, gritaba mucho, no le importaba nada”, contó.
Respecto al momento en sí del hecho, Nahir afirmó: «Soy la única que estuvo ahí y puedo asegurar que fue todo rápido, feo, ninguno de los dos tuvo tiempo a nada, que fue un accidente».
«Llegamos a la casa de mi abuela, una calle de tierra; bajó la velocidad cuando dobló y en un momento pierde el equilibrio… venía manejando con una sola mano. Tuvo que agarrar la moto con las dos manos y yo en ese momento me agarré de él y le saqué el arma. No tengo idea cómo la agarré y en el momento en que se la saqué él se dio cuenta y frenó la moto. Yo me quedé aturdida de repente y nos caímos los dos para el costado, y cuando me alcanzo a levantar, aún aturdida, fueron los dos disparos. Fue un segundo nada más, todo muy rápido», prosiguió.
Y finalizó: «No he encontrado cómo describir lo que sentía. Tenía la mente en blanco. Estaba nerviosa y aturdida, viendo todo desde lejos. No sabía qué hacer. Nunca me había imaginado pasar por una situación así. No supe qué hacer. Él estaba ahí y estaba el arma de mi papá en el medio. No me podía quedar, pero tampoco me podía ir. No sabía qué hacer. Se me había apagado la mente. No sé cómo explicarlo. No tenía idea de nada. Me fui a mi casa y estaba todo igual. Estaban todos durmiendo. Me fui a mi habitación y me quedé esperando. Yo sabía que Fernando había recibido un disparo, pero del otro (disparo) no sabía. Que estuviera herido no significaba que se iba a morir. Ni se me cruzaba por la cabeza. Me enteré cuando me llamó la mamá de Fernando. Se me paró el corazón cuando vi que me llamó ella. Ahí me enteré de lo que había pasado. Ella me preguntó si había estado con él, porque Fernando había fallecido».