La tortícolis puede ser congénita o adquirida. Asimismo, puede tener su origen en una lesión o un trastorno inflamatorio
La tortícolis es una dolencia mucho más común de lo que se cree y se identifica fácilmente por estar centralizada entre el cuello y los hombros. Esto se debe a trastornos de movimientos que derivan en contracturas sostenidas o intermitentes.
Conocer las causas de este síntoma, ya que en medicina no se considera una enfermedad, son fundamentales para conocer la elección del tratamiento.
- Traumática: es decir, secundaria a un trauma o un accidente. Puede acompañarse de subluxación o fractura óseas.
- Inflamatoria: causada por algún tipo de inflamación, infección o tumoración en la región cervical.
- También se puede clasificar según la postura que toma la cabeza: Anterocolis (hacia adelante); Laterocolis (hacia un costado); y Retrocolis (hacia atrás).
En términos generales, se cree que se trata de un trastorno dinámico que surge de la función celular anormal de las fibras musculares. Por último, de acuerdo al momento de presentación, se habla de las siguientes formas de tortícolis:
- Congénita: cuando se encuentra presente desde el nacimiento.
- Adquirida: si se evidencia en cualquier otro momento de la vida.
Tipos de tortícolis y sus características
Ya hemos comentado las posibles causas de la tortícolis y su clasificación; ahora, vamos a profundizar en las principales formas de esta dolencia: congénita y adquirida. ¿Cuáles son sus características? ¿Cómo actuar?
Tortícolis congénita
La tortícolis muscular congénita es una deformidad postural evidente al nacer o poco después del nacimiento. De forma típica, se caracteriza por una inclinación lateral de la cabeza y un giro de la misma hacia el lado opuesto debido al acortamiento unilateral del músculo esternocleidomastoideo (por contracción).
Se observa con cierta regularidad. De todos modos, lo ideal es realizar una derivación a neurología y fisioterapia con el fin de lograr la restitución de los movimientos y mejorar la evolución. Tiene un buen pronóstico, sobre todo cuando se comienza un tratamiento precoz. Puede ser secundaria a diferentes causas.
Tortícolis adquirida
La tortícolis adquirida es aquella que se puede desarrollar a cualquier edad como consecuencia de diferentes situaciones que provocan lesión o inflamación muscular. Entre ellas podemos citar las siguientes:
- Idiopática, o de causa desconocida.
- Mala posición al dormir.
- Ganglios linfáticos inflamados.
- Infección de oído.
- Resfriado.
- Lesión en la cabeza y el cuello que causa hinchazón.
- Espasmo primario del músculo esternocleidomastoideo.
- Subluxación rotatoria C1-C2 (atlantoaxial).
- Abcesos.
- Tumores del sistema nervioso central.
- Enfermedades virales.
- Tortícolis espasmódica.
- Medicamentos.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
No existen estudios específicos para realizar el diagnóstico de tortícolis; en general, se determina a través de la evaluación clínica. De igual forma, se puede solicitar una radiografía de región cervical para realizar la orientación diagnóstica y descartar algunas de las causas.
De acuerdo al origen que sospeche el médico, se pueden solicitar otros estudios de imágenes o EMG (electromiograma). Si bien las pruebas de laboratorio no sirven para el diagnóstico, pueden resultar útiles si se sospecha la presencia de una infección.
En el examen físico se observará la posición de la cabeza y el cuello y se valorará la presencia de dolor asociado. La posición del cuello puede encontrarse elevada. También será importante valorar la evolución y antecedentes del paciente.
Fuente: Mejor con Salud