En primera instancia el gobierno británico se mostraba en contra del uso de tapaboca, pero a días del reinicio de las clases dictó su uso obligatorio
La próxima semana regresan las clases en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte en un contexto de más de 1.000 nuevos contagios diarios y, en las últimas 24 horas, se registraron 16 muertes.
A pesar de las cifras, el Ejecutivo encabezado por el conservador Boris Johnson insistió durante los últimos días en que no tenía previsto exigir tapabocas a los alumnos de primaria y secundaria, al entender que entorpecería la comunicación entre estudiantes y profesores, informó la agencia de noticias EFE.
Sin embargo, en las últimas horas cambió de opinión y manifestó que retirará la recomendación de no usar tapabocas en las escuelas secundarias de Inglaterra, y determinó que su uso será obligatorio en escuelas secundarias de Inglaterra ubicadas en zonas con altos niveles de infección.
En las últimas 24 horas se registraron 1.048 casos de coronavirus.
En tanto, el Gobierno regional de Gales anunció que recomendará a los alumnos mayores de 11 años que lleven alguna prenda para cubrirse la cara en los espacios comunes de los colegios en los que no se pueda mantener la distancia social.
En áreas como el Gran Manchester, donde rigen restricciones por el virus, el uso de tapabocas será obligatorio en los pasillos, mientras que en otras zonas con menor circulación viral, las autoridades escolares podrán decidir su uso o no.
Las nuevas pautas se aplicarán desde el 1 de septiembre, y el Gobierno británico considera extender a todas las escuelas «si la tasa de transmisión aumenta en todo el país».
El Gobierno de Johnson reiteró que continuará con sus planes para crear una nueva entidad de salud pública nacional que sustituirá a la actual Agencia de Salud Pública de Inglaterra (PHE, en inglés), pese a las críticas de algunos expertos.
En una reunión en línea convocada por un grupo parlamentario para evaluar las medidas contra la pandemia, el médico Alexander Allen sostuvo que el Gobierno aportó «poca claridad» sobre cómo intentará que los cambios estructurales en la gestión sanitaria no interfieran con los actuales planes sanitarios contra la enfermedad.
Desde el inicio de la pandemia, Reino Unido cuenta con 329.883 infectados y, 41.535 muertos, es el cuarto país con más fallecimientos en el mundo, según datos independientes de la Universidad estadounidense Johns Hopkins.