Mientras la tierra espera con ansias el agua para darle un poco de respiro, los focos de incendios siguen activos
La alerta meteorológica que regía para la ciudad y la región sigue vigente pero la lluvia sigue sin aparecer. La peor sequía en los últimos 10 años y la bajante del río Paraná, nunca vista en al menos 60 años, no dan respiro, creando el escenario ideal para que se sigan multiplicando las llamas. Es por esto que el agua se espera con muchas ansias en el suelo entrerriano, donde la quema de pastizales no frena.
El fuego sigue avanzando sin parar del otro lado del Paraná, arrasando con todo lo que se encuentra a su paso. En los últimos días, se ha podido ver a voluntarios de la Multisectorial de Humedales y a pobladores de la zona intentar apagar el fuego y evitar que se consuman las viviendas de los isleños.
El Humedal del Delta del Paraná se encuentra en riesgo, tanto los animales que viven en la zona y la ciudadanía entera. Esta triste situación que se vive en Rosario y la zona empezó a replicarse en distintas partes del país: las sierras de Córdoba son un ejemplo.
Las ansiadas lluvias en la zona podrán calmarán el fuego, pero será de manera efímera, y no frenarán el desastre ecológico. La sequía, la pandemia, dejaron en evidencia que la política ambienta debe estar en la agenda de los políticos, de manera urgente.