Por José Calero (*) Jefe de Economía de la agencia NA
Todavía sin demasiadas cifras, el Gobierno intenta instalar que la economía inició una fase de recuperación tras casi siete meses de pandemia, pero continúa sin dar indicios de cuáles son los planes para alentar el crecimiento, más allá de los subsidios.
Ya habría señales de que la pobreza afectaba al 50% de la población al finalizar el primer semestre, de acuerdo con proyecciones surgidas de la última encuesta de hogares del INDEC, cuyos resultados oficiales se difundirán recién el último día de septiembre.
En la última reunión de Gabinete Económico, el Ministerio de Desarrollo Productivo presentó datos optimistas, consideró que ya se tocó el piso de la crisis y destacó que la actividad empieza a repuntar.
Alberto Fernández se mostró aún más optimista, cuando sostuvo que «si revisamos los primeros cinco meses de la Argentina de 2020 en términos laborales, producto del ATP y de todas las medidas como la prohibición de despidos y la doble indemnización, a la Argentina le fue mejor con el coronavirus que con el gobierno de Mauricio Macri».
La pandemia y la cuarentena pusieron de cabeza todos los objetivos de política económica de este año.
El déficit fiscal se disparó a no menos de 7% del Producto Bruto y obligó al Banco Central a alcanzar niveles récords de emisión, que explican en buena medida la presión sobre el dólar.
La disparada del gasto público en medio de la caída de la recaudación explican el desequilibrio.
Es que, ante la pandemia, la mayoría de los países respondió a la crisis con políticas expansivas, pero casi ninguno arrastraba la incertidumbre de la Argentina.
Así, mientras muchos aprovecharon el sobrante de liquidez global para emitir deuda a tasas bajas, a la Argentina, que recién en agosto llegó a un acuerdo con los acreedores, le quedó cubrir el rojo fiscal con emisión.
La base monetaria subió 25% ($470.000 millones) desde que empezó la cuarentena y el stock de LELIQs y pases 76% ($1.110.000 millones).
El dólar contado con liquidación escaló 44% y el blue 55% desde mediados de marzo, para ubicarse por encima de los $130.
El Banco Central (BCRA) debió vender más de u$s 1.500 millones de reservas para contrarrestar las presiones en un mercado controlado.
Ante ese escenario, en el mundo económico empiezan a convencerse de que antes de que concluya agosto se anunciarán aún más restricciones cambiarias, y ya no sería posible adquirir siquiera los exiguos u$s 200 por mes.
La alarma sonó cuando las reservas netas quedaron por debajo de u$s 10.000 millones.
Para los especialistas, se trata de un nivel crítico que podría dar lugar a esos nuevos ajustes en el mercado cambiario.
Deuda encaminada
Esta semana ingresarán formalmente al canje de deuda bonos por unos u$s 5.000 millones en manos el grupo Argentina Exchange Bondholders.
Se trata de títulos de los canjes de 2005 y 2010, que forman parte de los más de u$s 66.000 millones que serán refinanciados.
El equipo económico liderado por Martín Guzmán confía en que ese acuerdo ayudará a descomprimir la presión cambiaria, que llevó el dólar blue a $138 en los últimos días.
Por ahora, el Banco Central mantiene la estrategia de devaluar menos del 3% mensual y mantener alineadas las tasas de plazo fijo con la inflación.
Si el rendimiento de la plata en el banco baja, la presión sobre el dólar se intensifica.
Pero con la «brecha cambiaria» en 82% (oficial $73,58 y CCL $134), por ahora parece una misión imposible evitar que los ahorristas se sigan yendo al dólar.