“Decía que yo era de él o de nadie”, expresó la ex pareja del golfista tras conocerse la orden de arresto
La jueza Mónica Traballini ordenó la detención y captura del golfista Ángel Leopoldo «Pato» Cabrera (50) por no haber comparecido ante la Cámara 2ª del Crimen que se apresta a juzgarlo por dos causas de violencia de género.
Para esto, la magistrada que debe juzgarlo requirió la colaboración para la captura por parte de la Organización Internacional de Policía Criminal (OIPC) de InterPol, para lo cual se oficiará a la División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones -Departamento InterPol– de la Policía Federal Argentina.
En la tarde de este jueves, Traballini revocó el beneficio de la libertad que gozaba el golfista e inmediatamente ordenó la detención y la captura.
Previamente, habían solicitado su detención Carlos Nayi, el querellante por la denunciante, su expareja Cecilia Torres Mana, y la fiscal de Cámara Laura Battistelli, quien debe acusarlo en juicio.
El auto 85 de la Cámara 2ª del Crimen dispone además enviar copia de la orden de detención a la Fiscalía de Instrucción de Violencia Familiar del 3º Turno y al Juzgado de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y de Género de 4ª Nominación.
La fiscalía a cargo de Cristian Griffi ya había solicitado la detención de Cabrera cuando se conoció que el golfista se ausentó del país sin avisar a Tribunales. El instructor tramita otras denuncias de desobediencia a la autoridad por violar las restricciones de contacto con su expareja.
Según su abogado Miguel Gavier, «el Pato» Cabrera está jugando varios torneos en Estados Unidos y no puede regresar «por falta de vuelos». Por esto, la jueza Traballini analizó los fundamentos del querellante y la fiscal de Cámara y ordenó la detención y captura.
“Decía que yo era de él o de nadie”
Cecilia Torres Mana relató detalles de las situaciones de violencia de género que vivió durante sus tres años de relación con el golfista Ángel Pato Cabrera. La mujer de 36 años que trabaja como policía en su provincia decidió contar los episodios violentos que padeció durante su vínculo con el deportista de 50 años, a quien ya había denunciado ante la Cámara 2ª del Crimen anteriormente por violencia de género. “Me preguntaban en la Justicia por qué no me alejaba de él. Porque me amenazaba a mí y a mi familia. No podía separarme. Y cuando estuve separada me amenazó y temí por la vida de mis familiares. Decía que yo era de él o de nadie. No había forma de sacármelo de encima. La Justicia no entendía y me preguntaban por qué seguía. Él es una persona que rompe todos los límites y la vida de mi familia corría peligro”, señaló en una entrevista que dio con el diario cordobés La Voz.
Si bien las causas judiciales de Cabrera se remontan desde el 2016, su caso volvió a estar en las primeras planas ya que el último fin de semana se generó una orden de detención desde la fiscalía de Violencia de Género tras un allanamiento en el domicilio del golfista que permitió constatar que no se encontraba en el lugar. Mientras tanto, en sus redes sociales mostraba que estaba jugando el Bridgestone Senior Players en Akron, estado de Ohio, en los Estados Unidos. Por lo tanto, la fiscal Laura Battistelli no pudo notificarlo del comienzo de uno de los dos juicios en su contra. “Frente a esto, la Fiscalía pedirá que se presente al juicio en condición de detenido”, informó la autoridad judicial según el medio Cadena 3.
La denunciante informó en la entrevista que concedió que padeció maltrato físico y psicológico entre el 2017 y el 2020: “Cuando él viajaba, yo estaba en mi casa, y cuando volvía, iba a la suya. Vivía amenazándome, me perseguía, porque él tenía en mente que yo podía estar con alguien más. Me prohibió ver a mi hermano Cristian y desde que conoció a mi familia fue terrible, porque no me dejaba ir a verlos. No podía ver a mi mamá que se estaba muriendo de cáncer, porque decía que podía conocer a otra persona”.
Torres Mana contó que conoció al golfista –campeón del US Open 2007 y el Masters de Augusta 2009– durante la época en la que ella estudiaba abogacía en Córdoba. La relación se transformó en un martirio, según afirma, a punto tal que él “le deseó la muerte” a su madre mientras estaba internada. “Ella escuchó eso”, contó.
El vínculo era enfermizo: “Me hacía videollamadas y tenía que mostrarle con quién estaba y dónde estaba. No podía llamarme nadie, ni siquiera mi hermano, y decía que no tenía que verlo porque podía presentarme a un amigo”. Al mismo tiempo, asegura, Cabrera intentaba persuadirla de que no realizara denuncias en su contra ostentando un supuesto poder porque “tenía muchos amigos policías y a él no le podían hacer nada”.