CLG dialogó con David Feiguin, vocal de la Asociación Hotelero Gastronómica, quien advirtió que si Rosario vuelve a una cuarentena "el 75% de los bares van a cerrar"
El sector gastronómico está atravesando uno de los momentos más críticos de su historia. Pese a llevar más de dos meses habilitados, los bares rosarinos todavía no se recuperan de los 80 días cerrados durante la cuarentena. La situación no sólo afecta a los locales más pequeños, sino que también alcanza a las grandes firmas como Johnny B. Good, el emblemático bar de Pichincha que en las últimas horas cerró sus puertas tras ocho años. Ahora, la preocupación pasa por un posible regreso a la fase 1.
Durante ochenta días los bares y restaurantes rosarinos trabajaron a puertas cerradas, sólo con delivery y take away, modalidades con las que facturaron un 10% de lo normal. Finalmente, el 8 de junio llegó la habilitación y desde entonces funcionan al 50% de su capacidad y con un horario reducido. Los ingresos no alcanzan a cubrir los gastos y, por el contrario, los locales gastronómicos están alimentando un pasivo cada vez más grande.
En los últimos días, ante la aceleración en el número de contagios de coronavirus en Rosario, se comenzó a barajar la posibilidad de que la ciudad regrese a una cuarentena, lo que implicaría que los bares vuelvan a cerrar. Esto encendió todas las alarmas en la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica (Aehgar), que rápidamente salió a alertar las consecuencias que dicha medida tendría sobre el sector.
CLG dialogó con David Feiguin, vocal de Aehgar y referente gastronómico de la ciudad, quien expresó su preocupación sobre la posible vuelta a la cuarentena: «Tenemos conocimiento en la Asociación de que esa idea de volver de fase está dando vueltas y creo que el principal responsable de que esto no esté sucediendo es el intendente Pablo Javkin».
«Sabemos que desde Aehgar estamos haciendo el mayor de los esfuerzos a través de la aplicación de los protocolos para que esto no suceda. Vemos como una medida poco feliz volver a cerrar cualquier tipo de comercio, por una cuestión económica y laboral. Salió en todos los diarios que cerró Johhny B. Good y son muchos los bares que están en la misma situación», agregó.
Feiguin volvió a destacar la figura de Javkin y explicó la consecuencias que tendría cerrar la gastronomía: «Coincidimos con el intendente en la apreciación de que si cierran los bares la gente se va a empezar a reunir sin protocolo en otros espacios, y va a ser incontenible. La gente ya está saturada con esta pandemia con cuarentena interminable. Creo que el Municipio está haciendo un gran trabajo y no es necesario que se vuelva de fase».
El integrante de Aehgar aseguró que, de retroceder de fase en Rosario, se puede desatar un conflicto: «En Buenos Aires prácticamente hubo una rebelión comercial, una insubordinación que forzó a que dictaran la apertura de los comercios. Si se da marcha atrás en Rosario creo que va a dar lugar a un conflicto, va a haber gente que no lo va a querer respetar porque no puede hacerlo, porque no tiene como comer, esto ya traspasa los límites de lo razonable. No es algo que yo desee, es algo que creo que puede pasar».
Además, Feiguin aseguró que «si se vuelve a una fase de cuarentena, va a haber muy poca gente que lo va a poder resistir, que se va a meter en más deudas de las que tiene. Hay mucha gente que está abandonando la actividad».
En una entrevista previa con este medio, Feiguin había adelantado que, de retroceder de fase, la gastronomía enfrentaría un cierre del 75% de sus locales. Al ser consultado sobre si estos números se mantienen, el referente local respondió afirmativamente: «No es una apreciación mía, es una apreciación del gremio. La gastronomía es un sector muy grande, que emplea a muchísima gente y que mueve muchísimas cosas, más allá de significar un aspecto social de la vida cotidiana de los rosarinos. Hoy hay muy poca gente que ve la oportunidad de ingresar al rubro por la desgracia ajena».
«Las crisis para algunos son la debacle y para otros son una oportunidad para comprar barato. Hoy un negocio se está cotizando como mucho en un 20% de su valor pre pandemia, con lo que ayer comprabas un local hoy comprás cinco. Así y todo, no hay gente interesada comprando. La oferta se va a terminar ajustando a la demanda que cada vez es menor», explicó.
«Hay una quiebra virtual y un cierre oculto de los locales, muchos bares están resistiendo a duras penas o sin exponer su cierre real, sólo a la expectativa de que venga alguien para recuperar algo del dinero invertido. Hay gente que no puede cerrar porque no puede bancar un cierre, porque cerrar cuesta mucha plata. Van a quedar muchos damnificados, no sólo los propietarios», añadió.
Por último, Feiguin aseguró que «en Rosario hoy no hay ni un bar que no esté trabajando a pérdida, el único que puede ser la excepción es Rock&Feller’s , que es el que más trabaja en la ciudad».
15 bares cerrados en Pichincha
En los últimos años el barrio de Pichincha se ha convertido, sin lugar a dudas, en el principal polo gastronómico de Rosario. Sin embargo, ni la zona más convocante de la ciudad le escapa a la crisis del sector. A raíz de la reciente noticia del cierre del bar Johnny B. Good, en la esquina de Oroño y Güemes, se difundió un relevamiento que indica que por la pandemia ya cerraron unos 15 locales en la zona.
Así lo informó Reinaldo Bacigalupo, presidente del Mercado de Pichincha, quien aseguró que lo de Johnny B. Good «no es un caso aislado». En declaraciones a LT8, indicó que «alrededor de 15 bares y restaurantes cerraron en la zona de Pichincha, sólo de los que participan en la asociación civil. Hay otros que no cerraron definitivamente, pero que están cerrados en pandemia y no sabemos si volverán a abrir. Hay muchos en venta».