Al menos 49 niños brasileños se encuentran en campamentos y alojamientos sociales de Estados Unidos luego de haber sido separados de sus padres, expulsados, en la zona de la frontera con México, se informó oficialmente ayer.
El cónsul general de Brasil en la ciudad de Houston, Felipe Santarosa, informó anoche sobre esa situación en base a los datos entregados por el gobierno del presidente Donald Trump y su política de tolerancia cero a la inmigración ilegal, que causó conmoción mundial al divulgarse imágenes de niños inmigrantes dentro de jaulas y celdas, llorando y pidiendo por sus padres.
«Es nítido el aumento de estos casos de separación, es preocupante», dijo el diplomático, quien afirmó que en el gobierno de Barack Obama las familias inmigrantes ilegales detenidas en la frontera no eran separadas.
En un comunicado emitido al calor del escándalo y de la marcha atrás del propio presidente Trump a esta práctica, el gobierno de Michel Temer condenó estas medidas a través de la cancillería, el Palacio de Itamaraty.
«Esto configura una práctica cruel y en claro desafío a instrumentos internacionales de protección de los derechos del niño», dice el comunicado, que agrega que espera que el decreto de Trump «implique una efectiva revocación de la separación de los menores de sus padres o responsables».