Nadie respetaba el distanciamiento social ni menos aún usaba tapaboca, pese a ser ésta una de las condiciones impuestas por las autoridades para autorizar la marcha
Más de 15.000 manifestantes anticuarentena, antivacuna y ultraderechistas marcharon este sábado por Berlín sin distanciamiento ni tapabocas proclamando el fin de la pandemia de coronavirus, en pleno repunte de contagios en Alemania y el día que el país registró su mayor incremento de casos en tres meses.
La marcha, convocada como el «Día de la Libertad», discurrió por las cercanías de la Puerta de Brandeburgo entre consignas contra la «tiranía» de la jefa de Gobierno alemana, Angela Merkel y sus supuestos aliados, la industria farmacéutica y el multimillonario estadounidense Bill Gates.
Quedó desarmada antes de llegar a su objetivo, la Columna de la Victoria, en el corazón de la capital, en medio de tensiones entre policía y los convocantes.
Apenas nadie respetaba el distanciamiento física ni menos aún usaba la mascarilla, pese a ser ésta una de las condiciones impuestas por las autoridades para autorizar la marcha.
La manifestación se transformó entonces en decenas de grupos disgregados dispuestos a concentrarse de todos modos en la Columna, mientras otros se dirigían a objetivos alternativos, como la sede de la Cancillería o Jefatura de Gobierno, informó la agencia de noticias EFE.
Llegaron a reunirse unos 17.000 manifestantes, según la televisión pública regional RBB, entre los que también había comerciantes descontentos con la restricciones a la vida pública.
El mero hecho de adoptar como consigna común la referencia al «Día de la Libertad» delataba un interés ultraderechista en la convocatoria.
Es el título de la película sobre el congreso del partido nazi de 1935 dirigida por Leni Riefelstahl, la cineasta que trabajó al servicio del aparato de propaganda de Adolf Hitler.
Las autoridades berlinesas desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad; porque la movilización coincidió con una veintena de otras manifestaciones, incluidas tres de signo izquierdista contra la marcha de los negacionistas.
Al despliegue para ese tipo de manifestaciones políticas se suman otros dispositivos policiales destinados a evitar problemas de orden público ante el creciente número de fiestas «espontáneas» que desde hace semanas se suceden en la capital alemana.
Son fiestas o picnics al aire libre, que llegan a juntar a miles de participantes. Las autoridades muestran cierta tolerancia, por entenderlas como una forma de dar entretenimiento a los adolescentes y jóvenes mientras clubes y discotecas siguen cerrados.
Algunas acaban en disturbios, como los generados hace unas semanas en Fráncfort o Stuttgard.
La manifestación por el fin de las restricciones se produce en un momento de gran preocupación entre las autoridades por el incremento de nuevos contagios, tanto «importados» como locales.
Según los datos del Instituto Robert Koch (RKI), la autoridad epidemiológica del país, en las últimas 24 horas hubo 955 nuevos contagios, un número que no alcanzaban desde el 9 de mayo, informó la agencia de noticias alemana DPA.
El cómputo total de infecciones verificadas está en 209.653, de los cuales 192.700 son pacientes recuperados y 9.148 víctimas mortales.
La pandemia había sido controlada en gran medida en Alemania, pero el Gobierno viene advirtiendo sobre los nuevos brotes que de han estado detectando en las últimas semanas.
El RKI dijo que la aplicación más laxa de las reglas de distanciamiento e higiene, así como los viajeros que regresan del extranjero son los culpables del aumento de los casos.
Como medida para evitar casos importados, desde hoy Alemania ofrecía test gratuitos de coronavirus a los viajeros que regresan del extranjero, unas pruebas que serán obligatorias a partir del lunes para quienes proceden de regiones de riesgo, a fin de evitar la cuarentena.