El 1º de agosto, en el marco de la Fiesta de la Pachamama, se suele tomar tres tragos de este brebaje para ahuyentar "el mal, la enfermedad y la miseria"
Cada 1 de agosto, la mayoría de los argentinos comienza el día bebiendo tres sorbos de caña con ruda, un ritual «para atajar el mal, la enfermedad y la miseria», explica el antropólogo José Humberto Miceli. Un ritual que llegas desde los pueblos originarios del nordeste de la Argentina y se extendió hasta estas épocas.
Beber la caña con ruda «pasar el agosto, produce la sensación de estar protegido, no solo el cuerpo, sino también el espíritu», señala sobre la tradición cultural que llegó hasta Paraguay y el sur de Brasil.
El antropólogo sostuvo que se trata de «una vieja creencia, la del mes de agosto, que vinculó creencias guaraníes con hispánicas. Las misiones jesuíticas y franciscanas fueron los ámbitos donde más se promovieron estas tradiciones, y entre ellas surgió la ruda, una planta medicinal pero más mágica».
Por otra parte, detalló que la ruda (Ruta graveolens) «es una de las plantas mágicas que existen en Corrientes y desde esa magia se la vincula a lo medicinal. Por su aroma y por su fuerza, la ruda se impone al agosto».
«El preparado tiene todo un ritual. Se prepara tres días antes del 1 de agosto para consumirlo temprano, se lo deja al sereno en un techo para que el frío de la noche la oree, la limpie, la cargue del poder de bendición», mencionó sobre la tradición arraigada en Corrientes.
En cuanto a su consumo, Miceli señaló que «son tres tomas en ayunas. A los niños rara vez se les da y si lo hacen es una cucharadita, pero lo más usual es santiguarlos, hacerles la señal de la cruz en la frente y en las sienes con el dedo mojado en la preparación».
«Hoy en las zonas más urbanas la preparación y su consumo quedaron desprovistas de los aspectos mágico-religiosos, reducida a una preparación común de ruda y bebida, pero en el fondo subyace la creencia de que no hacerlo deja vulnerable a las personas».
El licenciado en Antropología, señaló además que aún «sobrevive la solidaridad en la costumbre de consumir y convidar en lugares públicos, dándole el sentido de un ritual comunitario».
La caña es una bebida europea y a finales del siglo 17 se estima comienza el ritual que llega hasta nuestro tiempo: lo mezcla de la caña con la ruda para ‘pasar el agosto’.
«Tiempo después, hacia 1860-1870 en adelante, producto de la realidad de ese tiempo, parte de la población de esta región migró a otras zonas del país y lo hicieron llevando consigo su patrimonio cultural, material e inmaterial, como la caña, la ruda y toda la creencia sobre su beneficio en defensa de los males de agosto. Así es cómo se expandió esta tradición», concluyó Miceli.
La Fiesta de la Pachamama
El primer día de agosto da el puntapié inicial para festejar, durante todo el mes, la Fiesta de la Pachamama que comenzó, al igual que la Caña con Ruda, en el norte argentino.
Por aquellos lugares el ritual consiste en enterrar una olla de barro con comida cocida como ofrenda a la Pachamama, además se deben colocar elementos de la tierra como ofrenda a la tierra para pedir la prosperidad en la maduración de los frutos, multiplicar el ganado y amparar a los viajeros.
Esto recuerda que todo lo creado viene de la Tierra y significa un agradecimiento por todo ello. Además, en privado, los participantes también encienden un sahumerio en sus hogares para ahuyentar posibles males.
Por estos lados, en el Litoral argentino, el ritual es distinto. Se junta una pequeña población en una comida comunitaria. Luego, se cava un hoyo y le dan de comer y beber a la Pachamama colocando dentro del pozo hojas de coca, chicha, alcohol y cigarrilos. Se tapa con tierra, botellas de alcohol y vino. Los participantes se toman de la mano, forman un circulo y baila alrededor del hoyo tapado al ritmo de una caja y flauta una melodía típica.