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Viene el frío y llega la gripe, ¿ya te vacunaste?


Por Romina Libster (*) 

Con la llegada de los primeros fríos del otoño mientras ponemos a punto las estufas, buscamos la ropa de abrigo y empezamos a saborear los exquisitos guisos de la abuela casi, sin darnos cuenta, los virus respiratorios comienzan a circular entre nosotros. El coro de estornudos y toses musicaliza los ambientes cerrados de nuestro hogar, el trabajo, el colectivo, el subte o el tren generando las condiciones ideales para que estos virus se empiecen a esparcir por la comunidad. 

La gripe, una infección respiratoria muy contagiosa causada por el virus influenza A o B, es una de las más temidas enfermedades del invierno. Si bien la mayoría de las personas que se enferman se recupera sin problemas en una o dos semanas, en determinados grupos de riesgo como niños pequeños, embarazadas, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas, entre otros, puede causar complicaciones muy graves y en ocasiones llevar a la muerte. De hecho, la Organización Mundial de la Salud estima que entre un cuarto y medio millón de personas mueren cada año en todo el mundo a causa de esta enfermedad. 

Hay muchas medidas que podemos tomar para protegernos y proteger a los más vulnerables contra la gripe, entre ellas la primera y principal es vacunar a los grupos de riesgo. La vacuna disponible (que no produce la enfermedad) es segura y efectiva en protegernos contra la gripe. Dado que el virus sufre variaciones (pequeñas mutaciones en su estructura) año a año hay que ajustar la vacuna al inicio de cada temporada para mejorar la protección y por eso es necesario vacunarse todos los años. 

En nuestro país, la vacuna está disponible en forma gratuita en hospitales públicos y centros de salud para: 

Niños entre 6 y 24 meses. 

Embarazadas (en cualquier trimestre de gestación para proteger a la mamá y al bebe a través del pasaje de anticuerpos por la placenta), las madres que no recibieron la vacuna durante el embarazo deben recibirla luego del parto hasta 10 días después. 

Personas entre los 2 y 64 años con ciertas condiciones de riesgo como obesidad, diabetes, enfermedades respiratorias, enfermedades cardíacas, inmunodeficiencias congénitas o adquiridas, pacientes oncohematológicos, trasplantados o personas con insuficiencia renal crónica en diálisis, entre otros, 

Adultos mayores de 65 años. 

Personal de salud. 

El virus de la gripe pasa muy rápido de persona a persona a través de las gotitas que se producen al estornudar o toser, especialmente en ambientes cerrados y concurridos. Incluso, puede sobrevivir varias horas en las superficies, especialmente en climas fríos. Además de vacunarnos y vacunar a aquellos que tienen mayor riesgo de tener una enfermedad grave, todos podemos ayudar a disminuir la diseminación de la enfermedad en la comunidad a través de acciones muy sencillas como ventilar adecuadamente los ambientes, lavarnos correctamente las manos con agua y jabón, cubrirnos la boca y la nariz con el pliegue del codo al toser o estornudar y no llevarnos las manos a la boca, nariz u ojos después de tocar superficies. También es fundamental que ante síntomas de gripe como fiebre, tos, moco, dolores de cabeza o musculares consultemos al médico y no estemos en contacto con personas que están dentro de los grupos de riesgo ya que, si se enferman, pueden tener complicaciones graves. 

Protegernos y proteger contra la gripe a todos los miembros de nuestra comunidad, especialmente aquellos que tienen más riesgo de enfermarse gravemente depende de cada uno de nosotros. Ya sabes que tenés que hacer, ¿que estás esperando? 

Podés encontrar más información en https://www.argentina.gob.ar/salud/vacunas/antigripal 

(*) Médica pediatra. Investigadora adjunta del CONICET en la Fundación para la Investigación en Infectología Infantil INFANT.