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Un nuevo medicamento para la leucemia mieloide crónica ya está disponible en el país


Fue aprobado por la ANMAT. Puede usarse en cualquiera de las fases de la enfermedad y para usarlo como primera línea o en ulteriores

Un nuevo medicamento para el tratamiento de pacientes adultos con leucemia mieloide crónica en cualquiera de las fases de la enfermedad que fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), ya está disponible en Argentina.

La leucemia mieloide crónica es una enfermedad oncohematológica en la que se produce una alteración en la médula ósea en la que un gen anormal enferma a las células que producen glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos, esas células comienzan a multiplicarse descontroladamente, se acumulan en la medula ósea y luego pasan al torrente sanguíneo.

Si bien no es la leucemia más frecuente, representa entre un 10 y 15% de los casos y experimentó una revolución en términos de su tratamiento, que es considerado uno de los éxitos médicos de los últimos 30 años.

Su manejo cambió significativamente con la llegada de los ‘inhibidores de tirosina quinasa’, clase terapéutica a la que pertenece Bosutinib (el nuevo medicamento disponible en Argentina), y que mejoraron enormemente los niveles de respuesta, reduciendo el riesgo de que la enfermedad evolucione, lo que se traduce en índices de sobrevida relativa similares a los de la población general.

La doctora Beatriz Moiraghi, médica de planta del Servicio de Hematología del hospital Ramos Mejía señaló: «Bosutinib es una importante incorporación al arsenal terapéutico de este tipo de leucemia, porque a pesar de contar con avances muy significativos para su manejo, siguen existiendo necesidades insatisfechas para determinados pacientes».

«Esta es una opción que alcanza resultados de eficacia tan contundentes como las demás, pero lo hace en menos tiempo y con un muy buen perfil de seguridad, lo que la convierte en una herramienta muy valiosa», añadió la médica.

La mencionada medicación es una terapia dirigida dual, porque inhibe dos proteínas que participan en el proceso de estimulación de las células leucémicas para que se multipliquen descontroladamente: la BRC-ABL, que es una tirosina quinasa originada por el gen que lleva el mismo nombre, y otra, conocida como SRC.

«Al bloquear su actividad, esta medicación ayuda a controlar la división celular y, por tanto, frena el crecimiento y la diseminación de células leucémicas», explicó Moiraghi.

Por su parte, la doctora Carolina Pavlovsky, médica hematóloga, Jefa del Departamento de Investigación Clínica de Fundaleu expresó: «Contando con varias opciones de la misma familia de drogas, el desafío es determinar cuál es la más indicada para cada paciente».

«Todas obtienen muy buenos resultados en términos de eficacia, por lo que se vuelve pertinente considerar el perfil de seguridad de cada una y ver en qué etapa de la vida se encuentra cada paciente al diagnóstico o ante una recaída, porque no es lo mismo el caso de una mujer joven con leucemia mieloide crónica que querrá ser madre en algún momento, al de un adulto mayor con comorbilidades cardiovasculares, por ejemplo», aseveró Pavlovsky.