Al menos 16 personas, tres de ellos bebés, que pertenecían a varias familias que trabajaban en una falsa remisería, donde funcionaban talleres clandestinos, fueron rescatadas en las últimas horas por personal de la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Villa Lugano y como saldo del operativo hubo cuatro detenidos.
Luego de tareas investigativas encomendadas por el Juzgado Criminal y Correccional Federal número 12, a cargo de Sergio Torres, la División Delitos Contra la Salud y la Seguridad Personal se pudo constatar que en un predio que se encontraba enmascarado como una remisería, ubicado entre las calles Timoteo Gordillo y Santander, se realizaba la confección de abrigos y vestimentas que luego eran comercializadas de forma ilegal.
Participaron del procedimiento efectivos de la División exteriores y video, grupos de contención del DOUCAD, ambos d ela Policía de la Ciudad, la Dirección General de Control de Gobierno porteño, Dirección General de Migraciones, Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento de las Personas Damnificadas por el Delito de Trata de Personas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
También estuvieron personal de la AFIP y de la Dirección General de Fiscalización y Control del Gobierno porteño.
De acuerdo a la investigación realizada, los adultos eran sometidos a trabajo esclavo, lográndose capturar a cuatro sujetos integrantes de una red de trata de personas, quienes quedaron detenidos bajo los cargos de infracción a la ley de «Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas».
La propiedad estaba constituida por cuatro plantas de grandes dimensiones, en los que funcionaban diferentes talleres textiles, todos sectorizados por especialidad. Cada piso tenía un encargado que respondía a un matrimonio, que era el que regenteaba el lugar y además dueño de la propiedad.
Como modus operandi para retener a sus «empleados», la pareja secuestró la documentación de las personas, bajo el engaño de que se estaban realizando los trámites pertinentes para la radicación definitiva de los damnificados en el país.
El lugar estaba acondicionado con habitaciones donde dormían en condiciones de hacinamiento las familias retenidas. Las mismas eran cerradas con candados y alambres en horas de la noche, por parte de los encargados para evitar la fuga de las personas y recién abiertas en las primeras horas del otro día, cuando abrían el taller. Efectuadas las requisas en el lugar, el magistrado interventor ordenó el secuestro de dispositivos electrónicos, maquinaria de corte y confección, agendas y documentación.