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Por la baja demanda, el precio del algodón bajó un 20%


"Al bajar la demanda de algodón hubo una retracción del mercado que tuvo efectos con cortes en la cadena de pagos", explicaron los especialistas

La pandemia de coronavirus repercutió en general sobre la demanda de productos y en el caso de la fibra de algodón esta merma determinó una caída del 20% en el precio a granel, una situación que en el mercado local ocasionó problemas en la cadena de pago sectorial y afectó a los productores.

La actual campaña cerró con 145.000 hectáreas cosechadas en la provincia de Chaco, el principal distrito productor de algodón del país. Ese total significó un sensible incremento de 32,6% respecto al período anterior, cuando se cosecharon 109.298 hectáreas.

Uno de los datos relevantes de la campaña previa fue que el área sembrada en el período 2018/2019 fue 179.867 hectáreas en la provincia de Chaco. De ese total se habían perdido cerca de 70.000 hectáreas a causa de las fuertes lluvias que afectaron a la región.

«Hay entusiasmo entre los productores porque la campaña fue buena, aunque la baja en los precios de la fibra abre algunos interrogantes», dijo a Télam Mauricio Tcach, ingeniero agrónomo de la Estación Experimental del Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA), con sede en Presidencia Roque Sáenz Peña.

«Si bien hay distintas áreas productivas y el crecimiento de este cultivo depende mucho de las condiciones climáticas, productivamente esta campaña fue bastante buena», agregó Tcach.

Con la caída de los precios, los productores están pensando en sembrar más girasol esta temporada

El especialista señaló que en la campaña reciente «se dieron situaciones de cosecha muy favorables porque se pudo recolectar el algodón sin inconvenientes» a diferencia de la campaña anterior en la que las lluvias e inundaciones de campos provocaron pérdidas de hasta el 37 por ciento de la superficie sembrada.

Tcach sostuvo que el sector se vio afectado por la pandemia de coronavirus, por la fuerte retracción que registró la venta de manufactura textil a causa de las medidas de aislamiento y el cierre de los comercios del rubro, entre otras cuestiones.

«Hubo algunos inconvenientes que tienen que ver con el rompimiento de la cadena de pagos porque las desmotadoras no pagaron a los productores por demoras de las hilanderías y hubo desde rechazo de cheques hasta dificultades para conseguir alambres para atar los fardos de fibra de algodón«, describió.

«Eso generó una gran incertidumbre porque por un lado hubo un resultado productivo interesante, pero a la vez desconcierto por el precio», que se fija en Buenos Aires teniendo en cuenta el valor de la fibra en el mercado mundial que tiene como referencia valores que se pagan en Estados Unidos, agregó el especialista.

«Al bajar la demanda de algodón hubo una retracción del mercado que tuvo efectos con cortes en la cadena de pagos«, señaló y estimó que otra de la causante de esa situación fue «la baja del precio de alrededor del 20 por ciento en la tonelada de fibra».

Tcach dijo que «esta incertidumbre abre interrogantes sobre la próxima campaña tanto para Chaco como para las otras provincias que producen algodón porque el precio cubrió costos, en otros dejó un pequeño margen pero no todos cobraron las cosechas que entregaron a las desmotadoras».

También dijo que la decisión de siembra de algodón en la próxima campaña «depende de las condiciones del suelo del lote y consecuentemente del rinde que produce, que fue variado con 1.500 kilogramos por hectáreas hasta un máximo 4.000 kilogramos».

Al respecto señaló que «los mejores rendimientos se producen en zonas limítrofe con Santiago del Estero, pero siempre todos los productores van a estar pendientes de los precios que se podrán pagar en el mercado algodonero».

«No es frecuente el rinde de 4.000 kilogramos de algodón por hectárea y por eso el promedio de rendimiento es alrededor de 2.500 kilogramos por esa unidad de superficie», remarcó.

El ingeniero del INTA alertó que «también se debe tener en cuenta para la próxima campaña si es que los productores algodoneros deciden insistir en este cultivo o implantar girasol si es que llueve, porque eso debe suceder para empezar a sembrar y eso puede hacer variar la superficie algodonera«.

Si bien en Chaco el girasol se siembra entre fines julio y últimos días de septiembre, en esta campaña los productores definirán los próximos pasos sobre la base de la paradoja de que la precedente fue «buena en lo productivo, pero con problemas para el cobro por lo que sucedió con la pandemia», concluyó Tcach.