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Quilmes

Estuvo preso casi 3 años acusado de femicidio, pero era inocente


Un hombre que estuvo preso durante casi tres años acusado de femicidio, recuperó en las últimas horas su libertad, tras ser absuelto por el Tribunal Oral Criminal (TOC) Nº 4 de la localidad bonaerense de Quilmes. 

Osvaldo Villasboa fue acusado de rociar con alcohol y prender fuego a su pareja que tras cinco días de agonía, murió en un hospital, el imputado siempre se declaró inocente y habló de un suicidio, pero desde el día de ese hecho estuvo con prisión preventiva. 

Al escuchar el veredicto absolutorio, Villasboa rompió en llanto, se acercó a su defensora oficial, la abrazó y le susurró al oído: «Gracias por haber confiado en mí». 

Esas palabras se las dijo a la doctora María Mercedes Bussola, quien no dudó al afirmar que al imputado le jugó en contra «la condena mediática» por la violenta muerte de María Luján Rojas, con quién tenía una relación amorosa de un año y medio. 

«El caso se filtró y los medios titularon el hecho como ‘otro caso de femicidio’, instalaron esa verdad como certera sin tener en cuenta la garantía de presunción de inocencia. Sin embargo, desde el primer día que lo atendí (a Villasboa) me dijo que había sido un suicidio. Y yo le creí», expresó la abogada en diálogo con el Diario Popular. 

En su versión, Villasboa relató que la noche anterior al lunes 3 de agosto de 2015 había ido a la casa situada en la calle 155 entre 8 y 9, de Berazategui, donde su mujer trabajaba cuidando a una anciana de 93 años, se quedó charlando con ella hasta las 5:00 y luego de durmió. 

Asimismo, explicó que se despertó alrededor de las 7:00 y Rojas estaba parada cerca de él «bañada en alcohol y amenazaba con prenderse fuego con un encendedor». 

En ese momento, Villasboa, según su testimonio, intentó tranquilizarla y, cuando creyó que ya lo había logrado, salió de la vivienda para ir a comprar facturas, pero cuando hizo unos metros camino a la panadería su mujer salió detrás y se prendió fuego con un encendedor, por lo que volvió y, con ayuda de dos barrenderos que estaban a media cuadra, intentó, como pudo, apagar el fuego. 

Rojas sufrió graves quemaduras en el 38 por ciento de su cuerpo (cara, cuello, torso, tórax y ambas manos), con un severo compromiso en las vías respiratorias. 

Tras agonizar durante cinco días, murió sin poder declarar. 

Pero quien sí lo hizo fue una vecina de la casa lindera, quien dijo haber escuchado gritos y amenazas por parte de Villasboa. 

«Ese testimonio, sumado al imaginario colectivo creado por los medios de comunicación, dejaron a mi defendido durante casi tres años con prisión preventiva, detenido», remarcó Bussola. 

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Sin pruebas 

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A la hora del juicio oral, no se acreditaron pruebas ni pericias que incriminaran al imputado. Un estudio confirmó que el único ADN hallado en la botella de alcohol era el de la víctima. 

Asimismo, Villasboa fue sometido a varias pericias psicológicas por parte de la Asesoría Departamental y la Defensoría General de la Procuración General Bonaerense, en las cuales se estableció que «no tenía un perfil violento». 

De hecho, los informes realizados en la vivienda donde trabajaba Rojas no pudieron establecer actos o hechos de violencia. 

Entre los 27 testigos que prestaron declaración, se encontraba la vecina que en un primer momento había declarado en contra de Villasboa. Sin embargo, ante los jueces modificó su declaración y ahora será investigada por «falso testimonio». 

Finalmente, al no quedar demostrada su participación, el imputado fue absuelto. 

Villasboa, después de casi tres años en los que pasó por diferentes cárceles bonaerenses, logró volver a su casa, con su familia, que al igual que su defensora oficial, siempre creyó en su inocencia. 

«Este caso demuestra la importancia de tener un juicio oral con todas las garantías constitucionales lo antes posible», cerró Bussola.