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La UBA importó una muestra de CBD de cannabis de alta calidad


Implica un logro muy importante para la investigación, que permitirá definir las propiedades de cada uno de sus componentes

La Universidad de Buenos Aires (UBA), a través de uno de sus equipos de investigación, logró importar una muestra de aislado de cannabidiol (CBD) de primera calidad, registrada en el país de origen y con perfecta trazabilidad, lo que permitirá una caracterización exhaustiva de las propiedades de cada uno de los componentes del cannabis.

El convenio entre la empresa canadiense de biotecnología Avicanna y el Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco (Iquimefa) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA es un acuerdo «histórico» de cooperación académica en materia de cannabis medicinal, precisó la titular del equipo Albertina Moglioni, en diálogo con Télam.

«Cualquiera que habla de cannabis afirma que es la primera sustancia medicinal que se usó en la historia de la humanidad, sin embargo, todavía sigue siendo estudiado para comprender los diversos efectos que produce en los distintos receptores», explicó la especialista.

Por ello, junto a la cátedra de Farmacognosia, la disciplina dentro de las ciencias farmacéuticas que se investiga principios activos de origen vegetal, «presentamos un proyecto que podía aunar esfuerzos y saberes para estudiar y trabajar con cannabis», afirmó Moglioni.

Uno de los objetivos principales del proyecto es «poder realizar una monografía completa del cannabis para que la Anmat pueda regular su uso» e incorporarlo a la farmacopea, que es el código oficial donde se describen las drogas y medicamentos y se especifica lo concerniente al origen, preparación, valoración y demás condiciones que aseguran la uniformidad y calidad de sus propiedades.

En marzo de 2017, el Congreso aprobó la ley de investigación del uso medicinal de cannabis y su producción, en septiembre cuando se reglamentó la ley (27.350) se limitó su estudio para el tratamiento de epilepsia refractaria.

Recién a fines del 2018 el Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus Derivados y Tratamientos No Convencionales, creado a partir de la ley, autorizó al hospital pediátrico Pedro Garrahan a realizar el primer ensayo clínico a cargo del Estado, en 100 pacientes diagnosticados con epilepsia refractaria.

En febrero de 2019, el Ministerio de Seguridad de la Nación autorizó un predio en la provincia de Jujuy para cultivar e investigar el uso medicinal de cannabis, iniciativa impulsada por el gobierno provincial en colaboración con una empresa.

A fines de marzo y después de «seguir protocolos muy rigurosos», el Iquimefa logró importar una muestra de 10 gramos de aislado de CBD de máxima pureza proveniente de Colombia, donde la empresa canadiense tiene uno de sus laboratorios y predios de siembra.

«Tuvimos que conseguir muchos certificados y permisos para poder importar este tipo de muestra, denominada sustancia controlada», precisó Moglioni y apuntó que la empresa que proporciona «la materia prima tiene una planta de producción y desarrollo de distintas variedades de cannabis».

Esto significa poder tener mejorar o cambiar genéticamente «las plantas para que sean más productoras de algún derivado respecto de otro o con proporciones determinadas» lo que, según explicó les «permite trabajar con las sustancias puras para poder desarrollar fármacos y luego poder combinarlas».

Por su parte, Catalina María Van Baren, profesora Asociada de la cátedra de Farmacognosia, aseguró que la tarea que lleva a cabo el instituto tiene «varios enfoques, el epidemiológico, el farmacológico, el farmacotécnico y el fisiológico», pero que en «todos tomamos al cannabis como un medicamento y ver e investigar su potencialidad».

«Además de los cannabinoides hay otros compuestos (en el cannabis) que tienen incidencia o modulan otros efectos que a su vez desencadenan resultados sobre otros, esto habla de la complejidad del sistema endocanabinoide y su análisis», precisó la bioquímica.

Asimismo, precisó que «en algún momento» cuando se logre «implementar algún cultivo dentro del laboratorio» se procederá «a investigar la bioquímica de la planta y sus efectos y su toxicologías».

«Para darle un enfoque como medicamento tenemos que asegurar que sea no tóxico, asegurar un producto de calidad y hacer una propuesta farmacopeica», es decir aportar «toda la información» sobre los activos del cannabis, proporciones mínimas y máximas de cada compuesto y sus efectos.

Van Baren afirmó, además, que la investigación que lleva a cabo el equipo tiene un «enfoque social» ya que «hay mucha incertidumbre tanto de los médicos que a veces no saben cómo prescribir» el uso del cannabis «como de los pacientes que no saben qué toman».

«Hoy todo se compra en un mercado informal y además de utilizarse para para la epilepsia refractaria hay mucha gente que la utiliza para disminuir el dolor causado por cáncer, fibromialgias y otros padecimiento o incluso como parte de tratamientos de cuidados paliativos», precisó la especialista y consideró que por ello «tiene una carga emotiva muy grande».

«Nos acercaron productos que se comercializan y hemos encontrado muchos que en muchos casos no tienen las propiedades que afirman: productos con agentes microbianos; con contaminación de metales pesados o que directamente tienen una dosis subterapeutica», apuntó la bioquímica y destacó la importancia de establecer «normas de calidad» y de que «las autoridades regulen esta situación».