CLG dialogó con la vicepresidenta de la Sociedad Rural de Rosario que planteó: "Habría que preguntarle a los que cometen los delitos qué buscan con esto"
En los últimos 30 días el sector rural argentino sufrió una ola de inseguridad y vandalismo directa sobre cereales o campos. Roturas de silo bolsas y quemas de terrenos a cosechar fueron denunciados por productores de las distintas asociaciones rurales. Sólo con la primera modalidad, se han dañado 5.700 toneladas de granos, según la Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Los hechos más significativos se dieron en Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Santiago del Estero, Tucumá, Misiones, La Pampa y Buenos Aires.
La Sociedad Rural de Rosario (SRR) también se manifestó en contra de estos agravios y destacó que «llama la atención que se han incrementado notoriamente lo cual hace pensar que se trata de hechos intencionales y coordinados, provocando estos daños y hundiendo a la comunidad en un sentimiento de temor e inseguridad«.
CLG dialogó con Soledad Aramendi, vicepresidenta de la Sociedad Rural de Rosario, que se lamentó por los recurrentes hechos y aseguró que la gente está «asustada y con miedo«.
«Es un delito, van contra la propiedad privada, contra un bien y es meramente daño, porque no ganan nada con esto. Todos pierden«. La productora aclaró que estos actos de inseguridad no lleva a tener réditos materiales a quienes lo efectúan, y puso como ejemplo, en contraposición, a los ladrones de ganado que se llevan la carne para comer y comercializarla.
Acompañando sus palabras, muy ofuscada sentenció: «No conozco el objetivo. Porque el daño por el daño es maldad en el sentido común de las palabras. Habría que preguntarle a los que cometen los delitos qué buscan con esto».
«No es una cuestión alimentaria, es maldad«, agregó la productora que mientras charlaba con CLG repetía que no encontraba explicación más allá de estas palabras.
El silo bolsa, explicó Aramendi, sirve para evitar los lugares de acopio ya que en los momentos de mayor cosecha (donde la producción es alta) no puede ingresar todo al puerto o ser vendido, entonces se utiliza esta modalidad que le aporta mayor capacidad de movilidad al material. Aunque remarcó que «es por un tiempo» corto.
Es muy difícil conseguir pruebas y recabar información de estos delitos porque lo hacen en zonas rurales, de noche, de manera muy rápida y en la tierra no hay evidencia. «Podemos decir que son hechos intencionales y coordinados por el simple motivo de que si esto ocurre una vez cada tanto, pasa, pero cuando hay una sumatoria de hechos un fin tienen«.
Sin embargo, no encontró explicación alguna para relacionar estos daños más que «la maldad» del hecho.
Otro de los puntos que preocupa a la SRR, y que se traslada a Carsfe (Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe) y a la CRA, pasa por el propietario del campo. Aramendi expuso dos problemáticas: la reacción y las denuncias.
«No sabemos como pueden actuar los propietarios cuando invaden su propiedad privada«, esbozó la mujer oriunda de Villa Cañas, al sur de la provincia de Santa Fe. Y rápidamente reveló que los productores no realizan las correspondientes denuncias: «Es fundamental que lo hagan. Si no la hacen es porque también hay un problema con la policía local».
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Por último, negó contactos con las autoridades y contó que Carsfe tiene una comisión de seguridad que trabaja activamente y en el pasado supo coordinar información con el OJO (Central Operativa Analítica Criminal) de Santa Fe.
«Es lamentable que las autoridades nacionales y provinciales no se hagan eco de estos hechos. Dependemos de la seguridad que nos puedan brindar», cerró la vicepresidenta de la Sociedad Rural de Rosario