Los sacerdotes señalaron que "los enfermos de las villas necesitan como todos los demás enfermos ser llevados a los hospitales"
El Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires presentó una declaración en la que reclaman «la imperiosa necesidad de ambulancias» en los lugares vulnerables donde actúan, además de proponer que se implemente un sistema que complemente al sistema estatal de emergencias.
En el Hospitalito Masantonio –donde se asiste especialmente a los enfermos de tuberculosis que están en situación de consumo problemático de sustancias- en el barrio porteño de Barracas, el Equipo de Sacerdotes se expresó sobre la «imperiosa necesidad de la ambulancia en las villas y barrios populares».
Desde el comedor del Hospitalito, transmitiendo en vivo por las redes sociales de varias parroquias y reunidos en torno a una mesa encabezada por una imagen de la Virgen de los Milagros de Caacupé, fue el padre Lorenzo «Toto» De Vedia quien dio contexto a esta convocatoria.
«Ramona Collante murió el 30 de mayo. Se llamó al SAME insistentemente porque la fiebre no bajaba. Dos horas después, la ambulancia llegó cuando Ramona ya había fallecido», dijo el sacerdote en relación al fallecimiento de la mujer, que vivía en la villa 21-24 de Barracas.
Explicó que «este hecho, como tantos otros, pibes que han muerto desangrados cuando la ambulancia tardó horas en llegar, nos evidencia la emergencia médica en la que vivimos en nuestros barrios de Capital y en provincia también, en el Gran Buenos Aires».
Luego, los sacerdotes José María «Pepe» Di Paola, Juan Isasmendi, Nicolás Angelotti, Adrián Bennardis, Carlos Olivero, Gastón Colombres y el obispo Gustavo Carrara leyeron el documento que denuncia el caso de Ramona.
Pero el texto además propone que «en aquellas villas o barrios populares que muestran capacidad de organización para esto, el Estado puede proporcionar una unidad de traslado. No se trata de reemplazar el sistema oficial de emergencias médicas, pero sí de complementar el servicio estatal».
Monseñor Carrara, por su parte, señaló que «la ausencia de ambulancias en nuestros barrios es algo histórico. Se pueden replicar experiencias de unidades de traslado que no reemplazan a las ambulancias, pero podrían ser complementarias. Para concretar esta propuesta hay que seguir dialogando».
El padre «Pepe» consignó que «muchas veces las ambulancias no entran a nuestros barrios por miedo del ambulanciero, que podría resolverse si fuera acompañado por un patrullero y ahí notamos falta de coordinación».
«Venimos de décadas sin solución al tema de las ambulancias. Los enfermos de las villas necesitan como todos los demás enfermos ser llevados a los hospitales», sostuvo Di Paola.