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Es chef y desde hace un año cocina para todo un barrio


Por Diego Carballido

“Tenés que llegar hasta Juan José Paso y las vías, desde ahí, hacés tres cuadras para adentro y vas a llegar a calle Franco. Ahí estamos todos los fines de semana”. De esa manera indica Juan Carlos Pasquini cómo llegar al comedor “La Aldea Solidaria”.

«Este domingo cumplimos un año, por eso tenemos pensado armar un locro con una olla de cien litros y, si se puede, serán dos. Vamos a ver qué suerte tenemos con las donaciones», relata este vecino, nacido y criado en Barrio Industrial, que a partir de una iniciativa personal, hoy en día, convoca a todo un barrio los fines de semana para ofrecerles un plato de comida.

Pasquini es chef de profesión y actualmente lleva adelante un emprendimiento de cerveza artesanal. «Yo nací en este barrio, y no me gustaba pensar que no se podía hacer nada. Siempre hay algo para hacer”, dice Juan Carlos, y agrega: “Hay que pensar por qué la gente sufre necesidades, nadie lo elige. No es fácil para nadie pasar frío, vivir con goteras en las casas o con el piso de tierra».

La palabra Aldea hace referencia a una forma de comunidad donde existía un contacto más cercano entre sus integrantes, parte de ese espíritu, que parece lejano en la vorágine de la ciudad, sobrevuela en la iniciativa de Juan Carlos: «No tenemos lugar, estamos en la calle, cocinamos en la vereda del barrio, pero prefiero que sea así porque ahí está la gente», dice y sostiene que todo se logra gracias al apoyo de los mismos vecinos del barrio y algunas organizaciones no gubernamentales que comienzan a conocer la iniciativa: «No estamos siendo ayudados por otros sectores más que amigos y vecinos. No tenemos relación ni con políticos, ni con religiosos, porque pienso que una cosa es generar una ayuda y otra es generar una dependencia que traiga problemas el día que se corte».

 

Las redes sociales como herramienta

«Hay gente que me manda fotos de las condiciones en que están durmiendo sus hijos y tratamos de hacer algo”, cuenta Juan Carlos que, además de organizar la comida en la “Aldea Solidaria”, trata de colaborar en las distintas necesidades que se van presentando. Hace poco, logró recolectar útiles escolares para unos hermanos que, por no tenerlos, no podían asistir a la escuela. «Por suerte, el facebook es una gran herramienta y gran parte de la ayuda la recibimos por ahí“, dice Pasquini y sostiene que la colaboración toma relevancia en esta época porque «en invierno siempre hacen falta una estufa, colchones o alguna cama».

Cada fin de semana, el comedor “Aldea Solidaria” prepara unas doscientas raciones de comida que salen de las recorridas que realiza Juan Carlos donde recibe las ayudas de los «padrinos” que la Aldea ya tiene. Además, los miércoles se prepara una cantidad similar de copas de leches, “en ese caso, por suerte, contamos con la ayuda de Manos Solidarios que nos traen leche, azúcar, cacao y facturas».

Como el testimonio de la mayoría de los espacios que están desempeñándose de manera solidaria, en el relato de Juan Carlos se percibe la misma realidad: «Cuando cocinamos los fines de semana vienen hasta de Felipe Moré. Hacemos unas doscientas raciones, pero si haríamos más, vendría más gente En un momento, lo hacíamos dos veces por semana y no pudimos sostenerlo porque está muy difícil conseguir las cosas».

«Con voluntad y dando un poco de nuestro tiempo, nos vamos organizando. No solucionamos nada de fondo, pero logramos llevar algo a los vecinos. Tal es así, que últimamente nos piden más a nosotros que a las instituciones oficiales que deberían dárselo», concluye Pasquini.