Tres iglesias católicas fueron atacadas con artefactos explosivas este viernes en Santiago, encontrándose en sus alrededores panfletos y grafitis en contra de la visita del papa Francisco, cuya popularidad en Chile es la más baja de América Latina.
«Papa Francisco las próximas bombas serán en tu sotana», se lee en un panfleto encontrado en la iglesia Santa Isabel de Hungría, en la comuna de Estación Central, en el oeste de Santiago, donde ocurrió el primer ataque incendiario.
Imágenes mostraban a funcionarios policiales haciendo pesquisas en esa iglesia, cuya puerta presentaba evidencias de un incendio.
La iglesia Enmanuel de Recoleta también resultó con daños en sus puertas y ventanas, así como la parroquia «Cristo Vencedor» de la comuna de Peñalolén. Un cuarto artefacto dejado en la iglesia Santuario de Cristo Pobre, en el centro de Santiago, no se activó.
«Por el papa 10 mil millones (de pesos) y los pobres nos morimos en las poblaciones», reza un grafiti en la fachada de esa iglesia.
El comandante de la Policía chilena, Gonzalo Araya, culpó a «grupos anarquistas» de estos ataques que ocasionaron daños menores.
Los atentados «tienen similitud, pero no necesariamente están vinculados unos a otros», afirmó el subsecretario del Interior y Seguridad, Mahmud Aleuy, confirmando que «el Gobierno presentará querella en las próximas horas por infracción a ley de armas» tras visitar dos de los tres templos atacados.
En vísperas de la llegada del papa Francisco, que el lunes inicia una visita de tres días a Chile, el Arzobispado de Santiago se declaró dolido «profundamente por estos hechos, que contradicen el espíritu de paz que anima la visita del papa al país».
Para la presidenta, Michelle Bachelet, estos ataques son «muy extraños, porque no es algo que uno pueda identificar como un grupo específico, se llama algo así como cuerpos libres».
La mandataria encabezó posteriormente una reunión en el palacio de La Moneda «con el fin de garantizar las condiciones sanitarias, de seguridad y orden público».
La seguridad de Francisco es un quebradero de cabeza para los organizadores del viaje, ya que además de realizar varios recorridos en papamóvil, celebrará misas masivas en Santiago y en las ciudades de Temuco e Iquique, en las que se esperan 1,2 millones de personas.
Baja popularidad
Francisco llegará a un Chile, donde el 59% de la población se declara católica -en constante caída- pero que vive una «secularización acelerada» desde que explotaron sonados casos de abusos sexuales de sacerdotes, según un estudio de la consultora Latinobarómetro, divulgado este viernes.
La valoración tanto del pontífice como de la iglesia Católica en Chile es la peor de América Latina.
Mientras que en la región el promedio de valoración del papa es de 6,8 (en una escala del 1 a 10) en Chile llega al 5,3, y solo el 36% de los chilenos dice «confiar» en la institución, casi la mitad que en Latinoamérica (65%).
«Chile es el país que más desconfía de la Iglesia», sostiene Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, en rueda de prensa.
El punto de inflexión se dio en 2010, cuando estalló el llamado caso Karadima sobre los abusos sexuales que cometió el sacerdote Fernando Karadima, y de los que habría sido encubridor el obispo de la ciudad de Osorno (sur), Juan Barros, nombrado en el cargo por Francisco pese a la férrea oposición de feligreses y víctimas de abusos.
La Conferencia Episcopal chilena reconoció este viernes que en una carta enviada por Francisco en febrero o marzo de 2015 el pontífice expresó su preocupación y recomendó pedir la renuncia o darles un año sabático a tres obispos acusados de encubrir abusos, entre ellos Barros, pero el entonces representante del Vaticano lo impidió.
Indígenas y excluidos
Aunque oficialmente no está previsto que el papa se encuentre con víctimas de abusos -sí lo hará, en cambio, con víctimas de la dictadura-, este asunto planeará en este viaje, que incluye también Perú, y en el que los indígenas y los excluidos aparecen como las preocupaciones principales del pontífice.
Francisco escogió visitar la ciudad de Temuco (800 km al sur de Santiago), en un intento de acercar posiciones con los indígenas mapuches, la mayor etnia chilena, que reclama sus tierras ancestrales.
En Iquique (1.800 km al norte de Santiago), el tema central será la migración, que se ha expresado con fuerza en los últimos años en Chile, con la llegada masiva de haitianos, colombianos, venezolanos y peruanos, entre otros.