Para CLG por Fernando Cesaretti
En el restaurante “El Nacional” de Mitre y Cortada Ricardone, entonces un reducto de la bohemia artística, periodística y política rosarina, vemos en 1958 al calvo diputado radical Agustín Rodríguez Araya, investigador parlamentario del “Caso Satanowsky”, junto al periodista Rodolfo Walsh, que entonces escribía en la revista Mayoría notas sobre el tema.
Rodríguez Araya, hoy casi olvidado, gozó de gran popularidad en Rosario y el país como denunciador de la estafa de los niños cantores de lotería en la Década Infame, lo cual le ganó el irónico mote de “manos limpias”. Fue también presidente de Rosario Central, y durante el primer peronismo, lo expulsaron de la Cámara de Diputados por comparar al IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intecambio) con la cueva de Alí Babá.