Además del ex presidente argentino, se encuentran varios ex mandatarios como Juan Manuel Santos (Colombia), Fernando Henrique Cardoso (Brasil) y Osvaldo Hurtado (Ecuador)
El ex presidente Mauricio Macri firmó una carta abierta publicada este jueves donde varios líderes mundiales, Premios Nobel y organizaciones políticas advierten que el coronavirus trajo aparejada «una crisis política que amenaza el futuro de la democracia liberal», y señalan que los «regímenes autoritarios» están usando «la crisis para silenciar a sus críticos y endurecer su control político».
La carta, titulada «Una llamada para defender la democracia», está firmada por unas 500 personalidades internacionales y un centenar de organizaciones políticas y fundaciones de todo el mundo.
Entre los firmantes, se encuentran varios ex presidentes como Juan Manuel Santos (Colombia), Fernando Henrique Cardoso (Brasil) y Osvaldo Hurtado (Ecuador), entre otros.
También figuran parlamentarios como el senador estadounidense Marco Rubio; el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa; el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro y el defensor de derechos humanos chileno José Miguel Vivanco, entre otros.
Por la Argentina, además de Macri, la suscribieron la ex canciller Susana Malcorra; la ex ministra de Seguridad y titular del PRO, Patricia Bullrich; la ex titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso y la escritora Beatriz Sarlo.
«Algunos gobiernos democráticamente electos vienen combatiendo la pandemia concentrando poderes de emergencia que restringen los derechos humanos y reforzando el Estado de vigilancia sin consideración alguna por las restricciones legales, la supervisión parlamentaria o los marcos temporales para la restauración del orden constitucional», dice el documento.
En opinión de los firmantes, la pandemia actual «amenaza algo más que la vida y el sustento de pueblos de todo el mundo» porque «es también una crisis política que amenaza el futuro de la democracia liberal» y agrega que «los regímenes autoritarios, y no es sorprendente, están usando la crisis para silenciar a sus críticos y endurecer su control político».
Añade que los parlamentos «vienen siendo dejados de lado, los periodistas están siendo arrestados y acosados, las minorías están siendo convertidas en chivos expiatorios y los sectores más vulnerables de la población enfrentan nuevos y alarmantes peligros a medida que el cierre de emergencia de la economía asola por doquier el tejido mismo de las sociedades».
Si bien el documento no menciona a ningún país, sostiene «no es ninguna coincidencia que la actual pandemia haya estallado en un país en donde el libre flujo de información está sofocado y en donde el gobierno castigó a quienes advirtieron del peligro del virus».
Finalmente, declara que el coronavirus es «una advertencia urgente de que las libertades que valoramos se encuentran en riesgo y que no debemos darlas por sentado», y considera que la pandemia «constituye un reto global sin precedentes a la democracia».
«La democracia se encuentra amenazada y quienes se preocupan por ella deben acopiar la voluntad, la disciplina y la solidaridad necesarias para defenderla. Están en juego la libertad, la salud y la dignidad de los pueblos en todas partes», concluye el texto.