Lo manifestaron desde el gremio, sin embargo, aseguraron que es posible salvar la firma
El secretario general de la Unión Sindical de Trabajadores Aeronáuticos (Ustara), Guillermo Cruz Quival, aseguró este lunes que «el personal de LAN Argentina está a tiempo de salvar a Latam y las fuentes laborales«, pero denunció que «se lo quiere utilizar como chivo expiatorio ante el fracaso no reconocido por la firma».
Cruz Quival y los secretarios adjunto y de Acción Gremial de la Ustara, Sergio Giménez y Diego Córdoba, aseveraron en un comunicado que «los trabajadores tienen la férrea voluntad de posibilitar la continuidad de las operaciones de la firma en el país» y señalaron «la disposición a colaborar y redoblar esfuerzos».
«Ello siempre que las medidas propuestas no impliquen un retroceso en las conquistas obtenidas y del nivel salarial. Además, es irresponsable culpar a los trabajadores por la crisis de gerenciamiento de LAN Argentina, que integra la multinacional Latam. El verdadero y único origen del problema fue la falta de administración de esa crisis por la pandemia de coronavirus», afirmaron.
Los sindicalistas también advirtieron que existen sectores que pudieron haber tenido «oscuros intereses para perjudicar a la empresa, pero los trabajadores nunca ingresaron en ese perverso juego», y añadieron que «la ausencia de diálogo, empatía y comprensión patronal hacia el personal produjo un sentimiento de zozobra e invisibilización entre los trabajadores».
También sostuvieron en el documento que «no es sano para una Nación libre que no haya una política aerocomercial abierta y competitiva, en el contexto de la cual LAN es una importante jugadora en el mercado y no puede dejar de existir».
«Países como Estados Unidos y el Reino Unido, con políticas económicas ultraliberales, respaldaron y rescataron empresas en momentos de crisis terminales. Los trabajadores de LAN Argentina ven con buenos ojos que el Estado como árbitro adopte medidas para permitir las operaciones», añadieron.
Los dirigentes señalaron que el personal de la compañía «pondrá el hombro», pero «nunca estará de rodillas y tampoco aceptará como propios que se le endilguen los fracasos estrepitosos de terceros»