Para Naciones Unidas la gran tarea es impedir que la crisis actual de la pandemia se convierta en una crisis alimentaria, algo que se puede alcanzar complementando un ingreso básico de emergencia con un bono contra el hambre
Un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que en cuestión de meses millones de personas de sectores vulnerables pueden sufrir hambre debido a la crisis del Covid-19.
De acuerdo con las agencias, América Latina necesita medidas urgentes para evitar que la actual crisis de salud causada por el coronavirus se transforme en una crisis alimentaria. Con la mayor caída del PIB regional en un siglo, estimada en un -5.3%, aproximadamente 16 millones de latinoamericanos caerán en la pobreza extrema, lo que hará que muchos de ellos tengan dificultades para acceder a comida.
La secretaria ejecutiva de la Comisión, Alicia Bárcena, y el director regional de la agencia de la ONU para la alimentación, Julio Berdegué, explicaron durante una conferencia de prensa que los efectos de la crisis ya son visibles en los sistemas alimentarios: la vulnerabilidad de los trabajadores ha crecido y los precios internos de los alimentos están subiendo más que el precio de otros productos de la canasta básica, según el Índice de precios al consumidor.
“Vemos que hay un aumento en la posibilidad de una crisis alimentaria. Nuestra región acumula siete años de muy bajo crecimiento. A partir de 2014 ha aumentado la pobreza. Con esta crisis que será la más grande en la historia de la región, sin duda va a haber un aumento de la pobreza extrema y el hambre”, explicó Bárcenas.
Para las agencias, la gran tarea es impedir que la crisis actual de la pandemia se convierta en una crisis alimentaria, algo que se puede alcanzar complementando un ingreso básico de emergencia con un bono contra el hambre.
Según el informe, este bono podría materializarse en la forma de transferencias monetarias, canastas o cupones de alimentos a toda la población en situación de pobreza extrema por un período de seis meses, equivalente al 70% de la línea de pobreza extrema regional, que se sitúa en el valor de 47 dólares del año 2010.
Su costo equivaldría al 0,06% del PIB regional, si se entrega únicamente a la población en pobreza extrema mayor de 65 años, o al 0,45% del PIB si se da cobertura a toda la población en pobreza extrema. La CEPAL y la FAO recomiendan la segunda opción, lo que tendría un costo estimado de 23.500 millones de dólares.
Además, proponen un incremento de al menos un 20% de la cartera promedio de créditos de los últimos tres años, que sumaría alrededor de 5500 millones de dólares, para los productores del sistema alimentario. Adicionalmente, para las unidades agrícolas familiares más rezagadas, los expertos dicen que se necesita un kit básico de inversión de 250 dólares con un costo de 1700 millones de dólares en la escala regional.
Varios países de la región de América Latina y el Caribe ya han aumentado la asistencia social a millones de personas que viven en la pobreza”, señaló Barreto. Esta ayuda adicional ha marcado «toda la diferencia», dijo, al permitir que las personas que viven día a día satisfagan sus necesidades básicas sin tener que abandonar sus hogares y potencialmente entrar en contacto con el coronavirus.
«Recomendamos que los Gobiernos amplíen sus programas para incluir a personas y grupos más vulnerables, como trabajadores informales y migrantes», insistió, antes de destacar un proyecto piloto entre el Gobierno de Colombia y el Programa en el departamento de Arauca que ayuda a 42.000 migrantes venezolanos y colombianos que están excluidos de cualquier protección social o apoyo de emergencia.