La tensión institucional en Brasil se produjo en el medio de la pandemia del coronavirus, algo que el presidente también utilizó políticamente
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dio un paso más en la escalada de la crisis institucional del país y advirtió a la Corte Suprema que las Fuerzas Armadas «no cumplen órdenes absurdas» y dio a entender que los jefes militares no aceptarán resultados de un eventual juicio político que lo pueda destituir del cargo.
Lo hizo en un comunicado con un tono inédito para responderle al Supremo Tribunal Federal, que en un fallo sostuvo que las Fuerzas Armadas no son un poder «moderador» ante un conflicto de poderes.
«Las Fuerzas Armadas de Brasil no cumplen órdenes absurdas, como por ejemplo la toma del poder. Tampoco aceptan los intentos de toma del poder por otro poder de la República, violando las leyes, o a causa de un juicio político», dijo Bolsonaro en un comunicado firmado también por dos generales, el vicepresidente Hamilton Mourao y el ministro de Defensa, Fernando Azevedo.
El comunicado fue una respuesta del presidente a una medida cautelar del juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Luis Fux, que ayer determinó que las Fuerzas Armadas «no son un poder moderador» ante el conflicto entre poderes y que Ejército, Marina y Fuerza Aérea dependen del Estado y no del gobierno.
Según Fux, el presidente de la República, siendo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, no está autorizado por la Constitución para actuar contra el Congreso o el STF.
Bolsonaro agregó en el texto: «Le recuerdo a la nación brasileña que las Fuerzas Armadas están bajo la autoridad suprema del Presidente. Las mismas se destinan a la defensa de la patria, la garantía de los poderes constitucionales y por iniciativa de cualquiera de estos poderes, a la ley y al orden».
La reacción del mandatario se dio luego de que tanto Mourao como el general Luiz Ramos, ministro de la Secretaría de Gobierno, descartaran la posibilidad de que estén en marcha intentos de golpe de Estado.
Lo hicieron en una semana con muchos rumores sobre las estrategias del gobierno para sobrevivir frente a las investigaciones contra el mandatario que lleva adelante el STF por presunta obstrucción de la justicia.
Ramos advirtió a la revista Veja que la oposición «no debe tensar la cuerda».
La aceleración de los rumores militaristas -a los cuales no se sumó el hombre clave en este proceso, el jefe del Ejército, general Edson Pujol- se dieron en medio de la crisis que el gobierno enfrenta por la pandemia de coronavirus, que dejó más de 42.000 muertos y tiene a Brasil en el segundo lugar en fallecimientos tras Estados Unidos, luego de superar al Reino Unido.
Bolsonaro dijo esta semana a sus seguidores que si desconfían de los números de la Covid-19 deben entrar a los hospitales y filmar, lo que ocasionó varios casos de bolsonaristas en las puertas de centros médicos discutiendo e insultando a profesionales de la salud.
Desde la oposición, hoy se registró en Brasilia una caravana para pedir la renuncia de Bolsonaro por parte del Partido de los Trabajadores (PT), que con 400 entidades y otros cinco partidos presentó uno de los 32 pedidos de juicio político que tiene en su cajón el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.
Bolsonaro carga contra la corte que lo investiga por obstrucción de la justicia, además de un caso abierto en el Tribunal Superior Electoral sobre si fueron usadas redes ilegales de fake news en la campaña de 2018, lo cual anularía la victoria de la fórmula Bolsonaro-Mourao
El vicejefe del bloque de diputados del PT, Paulo Teixeira, respondió: «Los generales brasileños deberían seguir el ejemplo de los estadounidenses, que pidieron perdón por haber acompañado a (Donald) Trump a un acto político. Las Fuerzas Armadas de Brasil no pueden aceptar la desmoralización a la cual Bolsonaro quiere someterlas».
Para el analista Alberto Almeida, del Instituto Brasilis, «los militares saben que el poder político es civil y hablan de tensar la cuerda como avisando que pueden dar un golpe».
«La verdad es que están muriendo de miedo por un posible impeachment de Bolsonaro. Estos militares no tienen a quien mandar, son figuras menores», dijo Almeida ante una consulta de Télam.
Bolsonaro, un ex capitán del Ejército, designó a 11 militares al mando del Ministerio de Salud en las últimas tres semana frente a la pandemia, además de haber poblado el gobierno con 9 ministros militares, más de los que tenía la propia dictadura militar (1964-1985).
El interrogante es hasta dónde el alcance de este comunicado pueda llegar, sobre todo porque Bolsonaro amplió sus alianzas con la centroderecha en el Congreso y abrió un nuevo ministerio, de Comunicaciones, para dárselo al Partido de la Social Democrático (PSD) del ex ministro Gilberto Kassab, un ex aliado de Dilma Rousseff y Michel Temer.
En ese marco, para reunir fieles en el Congreso que Bolsonaro se alineó a la llamada ‘vieja política» que le garantizaría votos ante un impeachment.
Por la mañana el gobierno de Brasilia desalojó pacíficamente de una plaza de la Explanada de los Ministerios un acampe que llevaba dos semanas del grupo neofascista Brasil 300, liderado por la activista bolsonarista Sara Winter, investigada por una red de fake news.
Al mismo tiempo, las cuentas acerca de un impeachment -para lo cual se necesitan dos tercios de los votos en ambas cámaras del Congreso- hoy tuvieron un alivio para Bolsonaro.
Es que el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) decidió no respaldar un juicio político contra Bolsonaro para no «potenciar la crisis sanitaria y económica».
Así, el PSDB se ha bajado del arco opositor que pide un juicio político contra el mandatario por, entre otras cuestiones, delitos de responsabilidads ante la pandemia, para decidir esperar hasta las elecciones de 2022, cuando se espera que uno de los favoritos del PSDB sea candidato, el gobernador paulista, Joao Doria.
Cardoso reveló esta semana que anuló el voto en el balotaje entre Bolsonaro y su rival en 2018, el profesor universitario Fernando Haddad, del PT.