Padecía fibrosis quística y estaba internada en el Hospital Garrahan. Es la muerte de la persona más jóven que se registró hasta el momento.
Una nena de 7 años que estaba internada en el Hospital Garrahan murió en las últimas horas víctima de coronavirus. La niña, que residía en la provincia de Buenos Aires, padecía un cuadro de fibrosis quística, que le provocaba insuficiencia en el páncreas, además de varias recaídas frecuentes, infección pulmonar, entre otras complicaciones digestivas, hepáticas y nutricionales.
Dicha enfermedad no tiene cura y va evolucionando de forma crónica, se caracteriza especialmente por afectar al sistema digestivo y los pulmones de los que la padecen. Los tratamientos que se pueden aplicar sirven para aliviar la condición y reducir las complicaciones, intentando mejorar la calidad de vida del paciente.
Los síntomas de la enfermedad pueden variar, pero normalmente incluyen tos, infecciones pulmonares en reiteradas ocasiones, imposibilidad de subir de peso e insuficiencia pancreática severa.
Por algunas complicaciones en su salud relacionadas a dicha enfermedad que Dalma tuvo que pasar los últimos meses internada en el Hospital Garrahan, lugar en donde le diagnosticaron coronavirus. La pequeña había conseguido vencer al virus. No obstante, su condición previa se agravó mucho por el Covid-19 y fue terminal. Dalma falleció el pasado lunes.
Con un comunicado, el municipio de San Vicente expresó las siguientes palabras: “Hoy despedimos a un ángel, luego de una larga lucha. Lamentamos profundamente la partida de Dalma López. Es un golpe muy fuerte para todos, en especial para su familia, sus amigos y todos aquellos que se han encontrado en el camino de la vida junto a Dalma.” y finalizaron: El gobierno municipal y el pueblo del distrito de San Vicente acompañan en el dolor a todos los afectados por la desaparición física de Dalma”.
Hasta este miércoles, la víctima más joven de la nueva enfermedad había sido una adolescente de 14 años del Chaco, que falleció a fines de mayo pasado. La chica padecía una enfermedad autoinmune como comorbilidad. Estaba internada en el Hospital Perrando y se encontraba con asistencia respiratoria mecánica al momento de la muerte.